..... Mañana, me echan de largo.
Decir aquello a los amigos, era subir un nivel, y máxime yo, que hacía unos días una niña me había dejado para irse con uno que vestía pantalón largo.
Caminas con las manos en los bolsillos, a lo James Dean porque admiras su rebeldía. Las niñas que vienen de frente, quieren sonreir hacia ti y sólo emiten una mueca. Sabes que te continuarán mirando cuando les des la espalda, pero, haces el esfuerzo de no girar la cabeza. ¡ Bendita inocencia!.
Conoces, porque lo has visto en clase - una academia en el Ensanche- que el pantalón, no significa nada. Te humillarán como humillan a los mayores, te pegarán hasta cansarse como pegan a los mayores, te pondrán de rodillas como ponen de rodillas a los mayores. Si se ponen ellos, cómo no te vas a poner tu, por mucho que protestes.
- Oye...
-Qué...
-Si vas en contra de sus malditas normas, no conseguirás estudiar en colegio alguno de España.
Llega la hora de los juegos. Un enganchón, te rompe la dichosa prenda.. Rapidamente a las Oblatas. Tu, en calzoncillos en una habitación, rezando como un condenado para que no entre una jóven y al final, el arreglo, magnífico arreglo hecho por manos primorosas y un ¡ pórtate bien y reza, que tu no rezas !. - Si madre, lo haré. Ella sonríe. Las monjas cuando dan un consejo, sonríen. Parece que eso ayuda.
El calor del verano, derrite el alquitrán en Ferrol. Ferrol, es un mar de alquitrán y te sientes donde de sientes, siempre llevarás la marca negra. Luego aguantar: - Tus hermanos tan curiosos y tu y tu padre, los abandonados de la familia. Mi padre, con el traje de los domingos, era capaz de hacer el "chabolo" para una pareja de codornices que le habían regalado.
Pero el pantalón largo, al menos, te permitía en algunos cines, ir a una película de mayores, sin haber cumplido los 16 años. Entrábamos con la ilusión de ver piernas, tetas o traseros... y nada de nada. No conseguíamos saber como aquello podía ser sólo para mayores.
- Es por los textos..... decía el listillo de turno.
- Será .... respondías, mientras pateabas una lata de pimientos vacía.
