jueves, 5 de mayo de 2011

LA PALMÓ, ¿ES TAN MALO QUE SUCEDA?.






Siempre ha sucedido, el pueblo alborotado pide la horca para un individuo que ha asesinado a unos cuantos y, desde el momento en que queda colgando con ese balanceo constante, ese mismo pueblo pide a continuación que lo santifiquen, que ha fallecido como un mártir.
Es que ahora, muchas voces, incluso europeas, piden que se vuelva a la vida a Bin Laden, que si estaba desarmado y por tanto no hubo proporcionalidad de medios ante gente armada, que por qué lo han tirado de un helicóptero al mar sin colocarle antes un salvavidas, otros se preguntan por qué no se le han hecho unas cuantas misas por si falla lo del paraíso de Alá, además de honores como jefe de estado, que al fin y al cabo los montes gobernaba.
Qué pronto nos hemos olvidado de los aviones que sin pedir permiso, sin dar tiempo a las personas a escapar de una muerte cierta, cobardes, repetitivos, asesinaron a más de tres mil personas inocentes.  Sólo han pasado unos días y mucha gente lo ha dejado de recordar.
Cuando aparecía Bin Laden en la pantalla de cualquier televisión, su mirada me parecía la de una persona buena, su rostro también.  No se que cara tendría al retirarse a sus aposentos para programar la siguiente "desfeita". Es que ya no se acuerdan de que tenía en vilo a todo el mundo, que con sólo nombrarlo, todos nos llevábamos las manos a los bolsillos para cercionarnos de que no nos habían robado la cartera.
Y hay gente europea que lo llora.  A las personas, únicamente hay que cambiarles la noticia, par que cambien al momento el pensamiento, sin sopesar si es bueno o malo.
Esto ha sido una noticia. La siguiente, la lluvia que nos visitó en la Semana Santa pasada y que quedó apagada por la muerte de ese vengador que gentes, al que todavía, no lo consideran muerto.  Es que fueron muchos periódicos, muchas las televisiones e incluso el gran jefe estadounidense, que lo han dicho; que no se puede mostrar su foto porque el rostro del nazareno a su lado es una maravilla de cutis, dicen que es como si le hubiesen dado golpes con la trompa, una manada de elefantes.  Otros, manifiestan que no. Hay personas que dicen que es un timo como lo de la llegada a la luna.  Otros pueblos, han disfrutado, han festejado que el fantasma haya desaparecido y para confirmarlo aún más, quemaban y quemaban fotocopias del pobre Bin, hoy en cualquier paraíso, si es que lo han acogido.
Unos le rezan por la zona de Pakistán, otros en las montañas le lloran, otros echan cuentas para hacerle el relevo, que burro muerto, cebada al rabo; pero Bin -como si nos conociésemos toda la vida- al lado de Alá, pasa de todo mientras saborea dátiles, miel, queso y unas cuantas mujeres le bailan lo de los siete velos.  También queda avisado de que no puede comer la manzana del árbol del bien y del mal.  Alá le comenta: - Has tenido suerte-, -¿por qué?- pregunta el recién llegado.  Alá le responde: -Porque si en vez de darte el balazo en la frente, te da en la boca, ibas  a comer leches- Bin, sonríe sumiso.
Decía que la otra noticia, había sido la Semana Santa.  Es que no quiero olvidarme del sufrimiento de cientos o miles de procesionarios mirando al cielo continuamente en toda la Península, esperando y rezando para que la lluvia tan necesaria les diese un tiempo y dejara de caer, a fin de que los pasos caminasen por las calles para sufrimiento de los que llevan los icono y alegría de los y las cantaoras de saetas y del pueblo que en silencio escucha.  Es una vez al año, apenas una semana y el agua que pudo hacerlo, no siguió de largo.  Quedó quieta insistiendo día a día, saltando de una provincia a otra, enmudeciendo la saeta.
Hubo desesperación, juramentos por lo bajini que el Señor lo escucha todo y las procesiones tuvieron que regresar con el Cristo vistiendo un impermeable comprado apresuradamente en los chinos porque, es del todo lógico, porque es una obra fantástica que no hay que dejar estropear.  Dicen que el chino no quiso cobrar el impermeable.  Será que van entrando por la tira y Buda les queda muy lejos.
Los procesionarios partieron tristes para sus casas o al bar los varones a ocupar una mesa para echar alguna partida de cartas pero, sin gritar que durante esta Semana no se debe, lo malo es que Joseillo, el de siempre, cuando gana, se alborota todo con el consiguiente cabreo del tabernero. Promete callar y con una sonrisa, dejan que continúe aunque poco a poco, les vaya birlando la paga de la semana.
Pienso que el de arriba ha castigado a los moradores de estas tierras, por su regular o mal comportamiento, por tanto botellón, por tanto político que lo que menos le interesa es la política, por tanta gente que no pisa la iglesia ni en las bodas o defunciones y es que se quedan fuera, en el atrio, charlando.  Pero aquí, no ha habido distinciones, han pagado justos por pecadores y nunca mejor dicho, beatas por bandoleros, obreros por empresarios, futbolistas por seguidoras, alcaldes por votaciones que todo vale.
Ahora toca olvidar y continuar con los métodos marcados de vida aunque de vez en cuando nos los saltemos.
Unos miran al cielo para dar gracias tras el fallecimiento del fanático y algunos creyentes, que piensan, mientras no metan el dedo en la herida de Bin, no se lo creen.  Otros, trabajando en los tronos y preparándolo todo para el próximo año.  Hay un grupo que respira tranquilo, que se han quitado un buen peso de encima,  algunos de los que tenían que cargarlos y que se habían apuntando a llevarlos delante de la novia, por pura chulería.
En casa, no hay colgada alguna bandera americana, ni la quiero.  Tampoco guardada en un cajón, vamos, que no hay bandera alguna, pero reconozco que esa gente sabe hacer bien las cosas, que se mete en la boca del lobo por tanto grito de una nación pidiendo venganza por lo acaecido en las Torres Gemelas, por los miles de  muertos asesinados vilmente, ¿qué defensa tuvieron?. Se nos encogió el alma viendo aquellas imágenes.  Qué pronto olvidamos.  A partir de hoy, el pueblo norteamericano y muchos más, han curado una enorme herida, pasarán página, quizás dejen de llorar continuamente. Hay que saber pasar página, no como sucede en España en donde continuamente metemos el dedo en la herida,  nos cabreamos por problemas que nos quedan muy lejanos y que nos los meten por las narices día a día, en los libros, cientos de libros sobre el mismo tema y no digamos las películas de la guerra civil que han y siguen poniendo en pantalla y es que se diga lo que se diga, todo valdrá, nadie dirá lo contrario; es que quedan muy pocos de aquella contienda que aún respiran.  Ya aburre.  Si los políticos se comportan como políticos, espero que nunca se vuelva a repetir aquella guerra entre hermanos que tanto nos ha marcado y en la que no tomé parte y por ello, me niego a tenerla continuamente en el cerebro, como tampoco portaré bandera alguna lanzando improperios a virtuales "enemigos", ni tan siquiera lo haré en un partido de futbol.
Bin Laden para bien de la sociedad ha muerto, viva su sucesor que lo tiene, un egipcio reconvertido a zátrapa, licenciado en medicina, al que desde pequeño le han gustado los montes y causar daño en nombre de Alá y Mahoma que es su profeta.  Lo bueno de todo, es que tiene pavor a la hora de disparar un arma, por ello, seguramente que matará  poca gente, algo es algo.  Espero que no lo instruyan en el manejo de arma alguna y un día en que juegue con el  kalashnikov, se le dispare, le de en toda la entrepierna y nos deje al resto vivir en paz unos cuantos años que es lo que queremos.
Y Dios creó el mundo y en él, puso un montón de borregos para estropearlo y la Tierra se enfadó, trepitó su corteza en diversas partes, y del cielo caía granizo del tamaño de una naranja, los volcanes por su boca escupían grandes pedruscos y lava, los ríos se desbordaban mientras en el parque cercano, gran cantidad de muchachos y niños, tomaban parte en un gran botellón, olvidados y olvidándose de este puñetero mundo.
Hay algo que me duele en demasía. Cuando en las calles pelean metralletas contra piedras que lanzan los niños, niños de muy cortos años,  que a sus padres parece ser les importan un carajo, nadie les cobija, nadie les ampara, allí están en primera fila sin conocer las consecuencia de su posición y del daño que pueden causar las balas salidas de un arma que maneja un h.p. Su obligación, lanzar pequeñas piedras hacia donde se encuentran los soldados, piedras que caen a tres o cuatro metros de distancia, tan pequeños son.
Luego llantos de mujeres que seguramente no los conocían, pero queda muy bien para los fotógrafos, paseo de una cajita por los hombres, alabanzas al niño, alabanzas al muerto que jamás había jugado ni sabía lo que era. Siento, iba a decir odio, pero no.  Siento algo fuerte y muy negativo hacia esas persona cobardes que lo permiten, es lo mismo que sucede en otros lugares de África en que el niño camina en primera fila porque si cae abatido, era únicamente un niño y su misión era esa, ser escudos para los mayores que vienen cobardemente detras, a la retaguardia que se dice.
La paz, pienso que no se consigue rezando.  Creo que la fórmula consiste en ser responsable del lugar en que nos hallamos y respetarlo, pero siempre hubo y habrá vecinos a los que les va el jaleo y el no dejar dormir por las noches, tras estar todo el día echando la siesta. Que los hay.
Yo que sé, a lo mejor es muy difícil pero en Europa, hemos arreglado la vida y nos va bien. Al menos eso parece.
Estoy seguro que no muy lejos, algún cabrón, nos está señalando en su mapa.
Oremus.

BOFETADAS