miércoles, 31 de diciembre de 2008

EL AÑO QUE SE DEJA IR






Otro año que se va. No lo dejamos ir, el muy... se va. Para algunos habrá sido un año fantástico, de ganancias en la Bolsa, de ganancias en el mercado negro, que de todo hay, de enamoramiento, y desenamoramiento - y qué difícil me resultó escribir esta última palabra- y era muy simple, de una a otra, únicamente hay un "des", año de terribles enfermedades para otros, de alegrías, de lotería, de pérdida de llaves, de encontrar dinero, de saludos, de enfados, de golpes; año de follones en el Puerto contra los gaseros, de pintadas generosas en el mobiliario de la Ciudad y en sus paredes; confusión de los jóvenes entre lo que es un grafitti y una firma que no dice nada, solamente que el animal pasó por esos lugares. Año de lujo y de miserias, de viudas que han vuelto a dar el "si,quiero" y de curas que no han entendido a las buenas gentes que tienen como su primordial lugar, la iglesia. A las pocas que acuden, las echan y en mi barrio, que han inaugurado una iglesia millonaria en costes y que aun no he visto abierta. Malo si sólo trabajan un rato los domingos.
Hoy se olvida todo, porque el vino hará olvidar...., y continuaba pregonando "a beber, a beber y a beber..." y si, con la cabeza nublada, alguno se pasará horas y horas buscando su gabardina que juraría ha dejado sobre la silla. Al siguiente día, tarde, muy tarde, le aparecerá colgada en un armario, en casa. Una risa cínica y ya se acabó todo el follón que le armó a los amigos.
Veréis, en mis tiempos de juventud y de plena gloria, fuimos tal día como hoy, a un baile que se llamaba "Sala Casablanca". Quedaba lejos, por Catabois y había que patear bastante, pero entre risas, el camino se hacía muy corto. Al entrar, previo pago de un pase, dejabas la gabardina o abrigo, en un cuchitril regentado por una mujer que se limitaba a colocar las prendas unas sobre otras a medida que la gente las iba entregando. Al salir, procurabas adelantarte a los demás, para que no te dieran el cambiazo. Ese año, uno de la pandilla, me da que se quedó dormido en los brazos de su princesa mientras bailaba, porque no bailaba, se dejaba arrastrar. Le avisamos que nos íbamos para "despegarlo" y él en sus trece o vete a saber por la estación que iba. Cuando al fin volvió a la realidad, se dirigió a recoger su gabardina, lo que no sabía era que le había desaparecido.
Bronca en casa y todo lo que le sigue que no es para contar.
Al siguiente año fuimos todos a pecho. No recuerdo si hacía frío, lo que si, éramos cinco, y cada uno antes de terminar la fiesta cogió una gabardina o un abrigo, que de todo había. Todo ello, pasó a manos del "enamorado", que en esta ocasión no se durmió en los laureles.
No es que aquellos tiempos fueran el todo vale, pero si, los chavales, desde que iniciaban el bachiller, como no espabilaran, todos los palos le caían encima. La vida enseña.
Ignoro si hoy, mis bellas damas tienen baile en la Residencia de mi barrio. Saber estar, pudor, alguna que otra mentira a la que dan importancia pero que no la tiene y, a danzar toda la noche, que para eso es año viejo. "-No, don Arturo, que este año no me tocó cumplirlos, es para el que viene y hago ochenta y dos-". Inocencia de niño que al final se traslada a mis queridos ancianos, buenos donde los halla.
Os deseo una feliz noche, deambulando por la calle -procurar no gritar por si duermo-, felicidad en las salas de baile o si cuadra en la Carpa, que creo le llaman así ahora, y que tan hermosos recuerdos me trae de mis años mozos.
Es un año que se va, que se suma a los otros de colesterol, de diabetes, de reúma y es que, como se te ocurra ir un día a un hospital a graduarte la vista, quedas fichado y, la cantidad de enfermedades, de inconvenientes que te encuentran, dan para empapelar la sala de baile de cualquier chiringuito que se precie.
Os deseo lo mejor, lo merecéis, por aguantarme.
El próximo año, si llegamos, seguro que nos encontraremos.
Paz, que la cosa está....., si, eso.

martes, 30 de diciembre de 2008

SI FUERA REY MAGO....






Y mira que lo intenté, podéis creerme, más cuando el reloj inexorable marca las diez de la noche, los párpados pesan un montón y el cuerpo, no fatigado, deja de responder. Es una costumbre reciente, será que intento recuperar las horas en que he permanecido en vela, años atrás y es Nochebuena.
Me acordé entonces de algo que descubrí en Cádiz, cuando necesitaba quedarme casi toda la noche repasando para un examen que tenía al siguiente día, lo que hacía era subir una caja de coca-colas para la habitación, porque había descubierto algún día de juerga, que con ellas el sueño no me venía y los ojos, permanecían abiertos completamente en plan búho.
Ayer hice lo mismo y funcionó, claro que funcionó. Diréis que con café sucede lo mismo. A mi no me hace efecto, será por lo del cerebro suelto dentro de la cabeza. Entonces, se me ocurrió estar pendiente de Papa Nöel para poco más tarde desistir ya que en estos edificios en que ahora se vive, de chimenea para introducirse el tío, nada de nada, que no cabe, aunque adelgace. Además, ya no soy de regalos puntuales, suelen ser a lo largo del año, cuando algo nuevo aparece en el mercado. En Vigo, vivía frente al corte inglés, todos los días le hacía una visita y ahora, en Ferrol, suelo ir a menudo para ver si han traído algo nuevo, claro que, no desatiendo algunos comercio del Polígono de la Gándara,porque me lleva la vida tanto " cacharro" nuevo que aparece en el mercado.
Siempre he sido muy caprichoso. Mi abuela contaba que en una ocasión que entraron a comprar en los almacenes Caballo -inmediaciones de la Plaza de armas- , me encapriché con el tirador de un cajón. Fue tal el follón que debí de armar, que la buena gente, lo desenroscó, me lo dieron y al siguiente día se lo volvieron a llevar, después de haberme dado -estoy seguro- a cambio, una baratija. De niño me crié con unos fantásticos abuelos que todo me regalaban, que todo me consentían. Así de idiota has salido, pensaréis algunos o todos, lo sé. Si un árbol nace torcido, ni el viento lo endereza, pero no es culpa del árbol. Espero mejorar con el tiempo.
¿ Por qué no me tocaría ser alguna vez, un verdadero rey mago?. No de mentirijillas como salen ahora en las cabalgatas, sino un rey con todos los poderes y demás que lleva implícito ser un real soberano y a la vez mago, con todos los poderes que la magia permite.
Repartiría libertad, toda la libertad del mundo en personas y animales irracionales-racionales. Por supuesto que no habría ni enfermedades y por tanto, tampoco existirían los hospitales que tanto espacio ocupan y ahí, hay algo que ahora no entiendo; si vuestro dios es tan bueno, es que nunca se acercó a la cuarta planta de un gran hospital que conozco, en donde tantos y tantos niños pelean con el cáncer. Pily, mi sobrinita, rubia como el trigo, alegre como unas castañuelas, con apenas once años, nos dejó rotos, después de haber permanecido en la dichosa planta. ¿Cómo no iba a quitar tanto hospital, tanto sufrimiento...?.
Sigo. La idea del comunismo no es mala en la forma, en el fondo si. Trabajar todos para todos y repartir entre todos, a partes iguales, lo conseguido. Si se pudiera llevar a cabo, sería bueno más, ¿quién vigila al vigilante?. Comida para todos, viviendas para todos, pan que no falte, diversión tampoco. ¡¡¡ Ay !!!, que me acaban de pegar una colleja, fuerte, muy fuerte. He mirado hacia atrás rápidamente ya que estoy sólo frente al ordenador, y no he visto a nadie, es más, a estas horas tempranas, estoy sólo en casa. Me va, que ha sido un pez gordo de esos, que tienen momificados en el Kremlin.
Es que no me va el imperialismo, de verdad, la gente que se cree dueños de la Creación y de las gentes. En cierta ocasión, por tierras de Lugo, fuimos a visitar un pazo, ya que alguien conocía que se vendían quesos, no recuerdo el lugar. Se que en sus tiempos debió de ser una gran casona, ahora en decadencia, con remiendos de mala manera en las paredes y carpintería y encontrándonos en una desvencijada habitación llena de muebles apolillados, que no guardaban armonía los unos con los otros, apareció el señor conde, marqués o duque que nos atendió y mostró con altanería algunas estancias más de la casa. El noble, enfundado en un traje negro, con más mierda que el palo de un gallinero, nos recordaba con gesto altivo de un tiempo ido, el escalafón glorioso? de sus antepasados.
Si yo fuera rey mago de verdad y no de esos que salen en las carrozas, os daría lluvia y calor. Lluvia por las noches, calor por el día para que pudierais ir a la playa continuamente. Os lo daría todo, aunque sé, que ese nuevo mundo sería del todo ilógico, como lo es, el mundo en que ahora estamos.
De donde no hay, no se puede sacar. (Diarto, Ver. 7, Opus 19).
Lo que si va en serio, ni un puñetero hospital sería necesario porque, ya llega con el dolor del alma para que haya también, el sufrimiento del cuerpo.
Para todos aquellos que como yo, tienen pánico a las inyecciones.

lunes, 29 de diciembre de 2008

NUESTRO PATRIMONIO TIENE VALOR.





Este mundo se mueve a base de caprichos, caprichos que terminan liando a bofetadas a un buen grupo de sacerdotes de diferentes ideas. Cada uno de ellos quieren tener la razón y quien las paga, son las pobres gentes de mi aldea y no tan aldea.
En las iglesias de mi Galicia, el cura decía una, dos o tres misas dependiendo de las distancias y de los curas que hubiese. El resto; esto es, barrer la iglesia, limpiar las campanas,poner unos manteles, las flores, lo hacían las mujeres que se quedan todo el día para vestir santos y que lo hacen con sumo cariño, sin risas ante un cuerpo desnudo, aunque sea de madera. Lo sé porque me lo cuentan. Hace mucho tiempo que dejé de ir a una misa, porque la mente madura y con las libertades, no es nesario ir por ahí a horas que marca la campana. Piso los templos, con otras ideas, cuando me vien en gana y cuando no, como siempre sucede, porque se encuentran cerrados.
La iglesia, está visto, se queda sin sacerdotes. Es cierto que antes había muchos niños en los seminarios, niños con devolción y los más, con terminar una carrera, el bachiller y luego, si te he visto no me acuerdo y esa era la forma, porque sus padres carecían de medios. Hay chicos hoy, que sus padres no nadan en la abundancia, no se van al seminario. En aquellos tiempos, era una comedura de "coco" horrible, dependiendo quien fuese tu confesor.Esa es otra. Un amigo y yo confesábamos en los frailes. El confesaba con uno muy cariñoso y yo tiraba para el más seco. Al cabo del tiempo, mi amigo Pacurri se fué al seminario, y de ahí se hizo cura quedando en Cariño-buen chaval- y yo, gracias a las ánimas benditas y a aquel cura seco, continué rezando el entre todas las mujeres y jugando a futbol.
Hoy sucede que al no haber sacerdotes, hay que suplirlos y se suplen, con gente que suele venir de Sudamérica -por lo del idioma, sabe usted-, gente que pondrá toda la voluntad del mundo, si se quiere, pero fallan en algo muy primordial; no conocen nuestras costumbres y por ello, no respetan nuesto patrimonio. Costumbres y patrimonio de muchas generaciones que se deben preservar tanto o más que el propio idioma, porque forma el libro de nuestra vida, de la aldea, de la comunidad.
No son quienes, para de un plumazo, hacerse tan propietarios de la casa de dios, de todas las gentes e imponer sus leyes a una comunidad, que las ve como extrañas, diferentes a las del día a día.
Recuerdo desde muy niño, pedirle dinero a mi abuela o a mi madre, para echar en la caja de madera del santo. Me gustaba oir el "clac" de la moneda al caer en el fondo de la caja, ya que siempre o casi siempre estaban vacías. En todas las iglesias boetas y más boetas con limosna para tal o cual santo, al final, el beneficiario era el cura, que se supone no estaba en pecado, se le supone sólo; y allí no pasaba nada porque cobraba una miseria. No estoy hablando del cura de aldea. En cierta ocasión llegamos un grupo a un santuario bastante famoso, quise fotografiar la iglesia por dentro para ya estaba cerrada, me fuí hacia un lado, una puerta pequeña me permitía la entrada y allí vi al cura,de paisano, metiendo las manos en un cajón, llenando de billetes, a puñados, los bolsillos para luego salir en moto. También tiene que vivir, estoy de acuerdo, pero la imágen de avaro que mostraba, no le llevaría posteriormente al cielo.
Pues bien, siempre, estuvieron las representaciones de los santos, en los altares de las iglesias. - Durante la guerra civil en Barcelona, los bajaron a todos y unieron a los muertos que sacaban de sus tumbas, para luego quemarlos en una hoguera, entre grandes juergas -. Aquellos santos no hacían daño, ni las momias de los muertos que pasearon por las calles. Soy apolítico; únicamente un apunte, los nacionales, aún no habían llegado a esa ciudad. Las beatas y beatonas -las primeras se tiran un tiempo en la iglesia, las segundas todo el día-, contentas como cascabeles poniendo flores por aquí, por allá, sin hacer daño a nadie, sin estropear nada, adornando primorosamente la casa de dios y del pueblo.
Ay, amigo,.....llegó el comandante y mandó parar. Y los santos bajaron de los altares sin más, y los reclinatorios fuera de la iglesias, que no se pide limosna, que únicamente se dejará una cruz a la altura del altar y en la de Cobas, menos mal, un gran mural creo que hecho al temple,que estuvo a punto de ser ocultado con pintura. Siempre la contracultura, se deja ver.
Conozco que las peleas son constantes, que las visitas al Obispo igual y nadie, nadie quiere entrar en razones, y lo peor, es que nadie da una solución. Según me cuentan, el obispo calla y se inclina un poco a babor, lugar en que están sentados los recien llegados, curas.
Alguien me dice que no son curas, que son misioneros. Siento no conocer el escalafón de esa gente. Sé y lo aseguro, que el Papa es quien manda más y mira por donde, algo también tiene que callar
Para mi, la razón es demasiado simple, lo malo es que no soy obispo para ponerme en mis trece o catorce, que tanto le va.
Por encima de los pensamiento de tal o de cual, está el Patrimonio de unas gentes, del pueblo, del Estado. Al patrimonio, hay que salvarguarlo siempre, porque no tiene propietario, porque pertenece a las gentes que ya no están y a los que lo continúan día a día mimando. Que es de todos y no de unos curas cuyas ideas serán buenas en otros lugares, no en Galicia que aún tenemos meigas, trasnos, y la Santa Compaña por los caminos.
Que se calmen esos buenos señores, que se mezclen con las gentes, en sus casas que las tienen abiertas, en el bar, caminando por el monte; que aprendan su cultura y luego que obren.
Llegar gritando para provocar una estampida, en nuestra Galicia, no se lleva. Sépanlo. Preocúpense más por rezar y pedir al mundo perdón, por la comisión de tantos y tantos horrores cometidos a niños en otros "paraísos" americanos, y acuérdense, que el actual mandatario, conocía aquellos "movimientos" porque estaba allí y permaneció en la sombra, callado. Abusaron de muchos, muchos niños.
Que dejen en paz nuestras iglesias. Al menos, que no intenten mejorar lo que lleva siglos de románico, gótico, barroco o modernista que las iglesias tienen. Las hizo el hombre, con su sudor, con el hambre de su familia. Las adornan las mujres. No lo olviden.

viernes, 26 de diciembre de 2008

PRIMERA OLEADA DE REGALOS.






Nochebuena al lado de la lumbre, cerca de una mesa con enorme mantel albo, con candelabros y velas que de momento no alumbran; un centro con unas bolas enormes, muy brillantes, sobre todo la roja que da ganas de tirarle un bocado y en la habitación contigua, niños y más niños que necesitan gritar para hacerse oir.
Una cena con todo tipo de lujo, los niños intranquilos han dejado de revolver las bandejas y esperan ansiosos, con el corazón a cien, que les entreguen sus primeros regalos. -"Es que mire, como pronto les comienzan las clases, que tengan tiempo a disfrutarlos".
Al poco, cajas que los niños abren nerviosos e incluso se equivocan al elegir el regalo. El padre que pone calma, aunque maldita le hacen caso.
Una vez en manos de sus propietarios, hay que mostrarlos. -" ¡Ay!, doña Andrea, lo más seguro es que a esta muñeca, haya que comprarle al menos un par de bragas". - "Para su precio, bien las podían traer...!. - ¿Se ha fijado en los pechos que tiene la Nancy?. -" Si, enormes, ya más bien ha dejado de ser muñeca"; -" pues un par de sujetadores no le irían mal". - " Para Reyes, para Reyes y que ahora vaya tirando...". "Me dejó admirada, si tiene más que usted¡ "; -"vaya coño, y que usted, quien le diera a estar alturas", - "mujer..... lo que se ve"...-" ¡Relleno!", termina doña Andrea fuera de sus casillas.
Todos tienen que separarse de la gran mesa, porque al Antolín, se le ha metido en la cabeza, poca cabeza que tiene el niño, en montar el scalestric alrededor del mueble y, entre que se equivoca con las vías a unir, y otras que las coloca torcidas, les darán las uvas. Su hermano, sin prisas y con calma, da una patada a lo hecho sin que se entere y, como era de esperar, comienza el follón.
Es Nochebuena; la discusión entre los mayores comienza. ¿Quienes le trajeron los regalos, los Reyes Magos o Papá Nöel?. El padre fuera de sus casillas se impone; -"en esta casa no entra Papá Nöel ni de coña, faltaría más". El abuelo interrumpe, -"pues hoy no es día de Reyes".-" Es, comenta el padre. Según las manuscritos hallados en el mar Muerto, que se repiten en los apócrifos del Antiguo Testamento, los Reyes Magos bien pudieron ser seis -esto se lo inventa-, y de ese modo, tres llegan en Nochebuena como anuncio y los otros en enero, tal como es su obligación".
Ante tal explicación, el abuelo, que trabajó en los ferrocarriles del estado, calla y otorga. El anterior orador, se ha inflado como el pavo que ha quedado casi entero sobre la mesa.
Los niños, benditos ellos, cabrones porque con cierta edad ya lo son, han comenzado a revolver y poner patas arriba, toda una sala en la que la madre suele planchar o leer, porque tienen que hacer túneles para que el trenecito de Quique pase. El tren da la vuelta en redondo formando una circunferencia; vuelva a pasar, a dar el giro de 360 grados y vuelta a pasar, hasta que Luisito, que tiene muy mala uva, le largue una patada que lo ponga patas arriba. - " ¿ Por qué lo has hecho? "-, - "Lo único que sabe hacer es dar vueltas"-.
Las niñas no. Las niñas, más modositas en otra habitación, sentadas sobre una alfombra, vistan y desvisten sus muñecas e incluso se cambian prendas. - "Para Reyes, me voy a pedir el novio de la Nancy"-. -"No te olvides de pedir también un par de sujetadores para la muñeca", dice la abuela que ha entrado en ese momento, mientras se observa la pechera. Nunca tuvo delantera, pero la ilusión, hizo que las gentes llegaran a la Luna. - "Y más, don José, que ya andan por Marte".
Llaman a la puerta, son los vecinos que en el dintel, esperan les permitan pasar. Traen una botella de sidra el Gaiteiro, que hace muy bien la digestión, ¿sabe usted?. Mujer, como ya hemos tomado champagne....
A la recién llegada no se le va de la cabeza de que fue cava, si no, ¿de donde?, tanto que presumen.
Los mayores, entonces, se ponen de acuerdo para echar una partida al Monopoly.
Llevan aproximadamente una hora comprando hoteles, vendiendo calles, comprando vías, vendiendo casas. Las fichas bien, pero que muy bien colocadas.
De repente, sin previo aviso, todo vuela por los aires. Antolín, que bajo la mesa lleva una hora intentando montar el scalestric, sin pensar en donde se hallaba, ha intentado debido al cansancio, ponerse de pie. Su dura cabeza a golpeado el plano de la mesa, las fichas han saltado, el padre que lanza un juramento, un brutal juramento, un fantástico juramento y por ello, la madre que se esconde, los abuelos que recogen los abrigos, los vecinos de puntillas abandonan el lugar y allí, en un instante, en un ùnico y puñetero instante, se ha terminado la Nochebuena.
Como si aquel juramento, fuera la espada de la paz del ángel, todos en sus respectivas camas. Ni tan siquiera las niñas, se han atrevido a pedir el beso de siempre a su madre.
Antolín, bajo las sábanas tiembla.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

NO ES MALO RECORDAR...






Otro año más para sumergirme en la tristeza. No es que me derrumbe, pero los pensamientos se adelantan a las fiestas y noto la falta de tantas y tantas personas, que siempre estuvieron a mi lado, personas que quise mucho, que sigo queriendo pero que marcharon, algunas a traición, no era su hora. Me hubiera gustado que permaneciesen un poco más para demostrarles mi cariño.
Hablo de personas, pero también he querido un montón a mis animales irracionales-racionales con los que conviví desde muy pequeño.
Viviendo en la Puerta de Canido, mis padres compraron una casa rodeada de jardines en los que crecían en orden, tulipanes, gladiolos, rosas, claveles..... y un granado enano, muy pequeño, apenas se alzaba una cuarta que daba unos frutos muy hermosos. Mi padre cuidaba todo, del trazado en paralelas me ocupé yo. No me gustan los jardines llenos de recovecos. Un día me preguntó que me parecía si en una tira de tierra levantaba con sus amigos, unas casitas de cemento para tener algunos animales, no para matar, para que anduvieran libres. Asentí porque lo deseaba hacía tiempo y así, durante el día convivía y me conocían, los faisanes reales, las gallinas de Guinea, mis tortugas griegas que siempre encontraba una enfermera de una clínica cercana, al lado de la carretera o en otras ocasiones Collado el pintor o Nadales que pinta como los ángeles y los tenía de vecinos. O los perros, no guardianes, no era necesario; las llaves de la casa dentro de una maceta y de allí todos las recogíamos.
Me gustaba madrugar y disfrutar del olor temprano a campo limpio. Al poco salía a caminar por los senderos, sin rumbo, tropezando con el rocío que caía al suelo. El perro a mi lado, contento.
Un día, unos hombres que habían cogido de un árbol un nido de gavilán, en las inmediaciones del cementerio de Catabois, me permitieron tener una cría -ya crecida- entre las manos. Me daba lástima y a la vez, unas ganas locas de ser su propietario. El precio quedó en cinco pesetas y feliz, regresé a casa. Lo que ignoraba era la gran cantidad de carne cruda que comía y con todo, mi madre me permitió tenerlo. Siempre digo mi madre, y así es; porque mi padre, navegaba continuamente. El ave, llegó un día en que comenzó a volar un poco. Ese día conocí que tenía que suceder y libre marchó.
Algún tiempo después, entré con mis amigos en un bar de las casas Baratas y allí, sobre una tele, un gavilán disecado que apostaría lo que fuese a que se trataba del mío.
En estas fiestas, nos juntábamos unos cuantos, suficientes. Me ganaba un buen dinero cantando para mi abuelo, lo malo, es que con unos años más el tabaco entró en mi vida y las cuerdas vocales comenzaron a arrugarse. No me pesa.
Por eso hoy, al no interesarme estar ante una televisión, al no poder concentrarme en un buen libro que me han regalado, me voy a mi interior a recordar y únicamente pediría una cosa, que me pudieran ver por unos momentos, para que se diesen cuenta, de que ahora con los libros, ya no hago las porterías de jugar al futbol, tal como en mi juventud hacía, hacíamos.
Hoy como todas las mañanas he salido a caminar. En mis bolsillos pan en pequeñas porciones que fuí dejando en los lugares en que sé, duermen los mirlos y gorriones. Me da pena ver dos tiendas de campaña, pequeñas, en las que sé habita gente. Puñetera vida....
Que paséis una gran noche.

martes, 23 de diciembre de 2008

POR PEDROSO






Son horas tempranas. Ya hace un buen rato que el reloj de la plaza de España ha marcado las ocho. En la estación, subo al tren de la Costa que se dirige a Oviedo y que ha de dejarme en la estación de Pedroso. Hace mucho frío, sobre todo en las manos. El convoy de dos vagones, se pone en marcha lentamente. En el andén, el jefe de estación que nos mira como asustado y le miramos, como si nos fuéramos para siempre. Me estremece una pareja, quizás alemana, mayorcitos, que vestidos con pantalones cortos, dormitan sobre unas enormes mochilas. La gente no habla, quizás mentalmente vayan formando la película que sucederá cuando lleguen a su destino, tal como yo me voy planteando la ruta a seguir cuando llegue, y que no me asusta porque conozco los caminos que otro millar de veces he caminando. Lo que sucede, es que siempre cambia el paisaje, muy hermoso.
Llego, el frío me lastima las manos desnudas, ya que unos guantes no me permitirían manejar una cámara. A lo lejos, el sol jugando al escondite tras los montes, no se atreve a mostrarse y yo que necesito su luz, a la espera. Va a ser una jornada soleada, al menos es lo que espero de esta Galicia tan cambiante.
Camino, no veo gente y si voy de frente hacia un perro, que se lo piensa y cruza al otro lado de la calle, con el rabo entre las piernas, a pesar de que lo llamo. Va muy sucio, como sucia es la persona que se lo quitó de encima. Hay que ser duro, ignorante, sin escrúpulos y más que me reservo, para abandonar a alguien, que como decía un anuncio, "él no lo haría".
En ocasiones, he visto grupo de perros en los caminos, que me han frenado la marcha en un principio, pero bueno, siempre salí bien librado, nunca les demostré temor.
Ahora el sol, tras una pequeña nube, continúa jugando; más de golpe, inunda todos los campos de oro mientras fijo la mirada en su disco que de momento, no me daña el iris y me da esa calorcita que tanto ansío. El rocío continuará al menos hasta el mediodía a no ser en zonas sombrías en que seguirá dando de beber a los pájaros, pájaros que parece mentira, no se ven en los campos, porque han emigrado a la ciudad en donde encuentran comida. Acudo al molino que una vez visitamos y en sus cercanías comimos una paella, hecha con igual cariño con que los indios cortaban las cabelleras. Es un lugar muy bello y muy cuidado. Me llevaron hace muchos, muchos años y lo pinté una mañana de cantos de aves, del reír de las aguas al caer tras una presa y un olor a naturaleza que embriagaba.
Fue hace años, cuando todavía la gente no había descubierto los caminos.
Continúo la marcha bordeando un río con brillos acerados y ahí, en un recodo, me paro a charlar en voz baja con un pescador, que únicamente muestras sus ojos de tanta ropa que lleva encima, es un anciano con muy buen sentido del humor: " lo único que se puede pescar con este frío es una pulmonía", "-aquí, estoy mejor que en casa y me libro de hacer recados"; "-si no pesco, le compro a Angelina unos peces y justifico el día". Y yo que veo nadar las truchas, pero como los toros toreados a la luz de la luna, ya están muy "resabiás", aunque si les sucede lo que al jabalí, se dejarán pescar. Veréis -lo vi en un documental-, el jabalí iba escapando del león en una carrera loca, al rato se paraba porque ya no se acordaba de por qué corría, luego veía al león cercano y de nuevo comenzaba a correr para pararse al poco y así. La cabeza le fallaba más que a mi, menos mal. Por eso, no se si la trucha recuerda que la pescaron de pequeña y la volvieron a tirar al río.
Inicio la subida al monte Ancos, sin prisas porque el médico me sugirió que sólo llaneara, pero el monte me atrae, es muy cambiante y las casas, cada vez más pequeñas, nos van mostrando sus tejados en medio de hermosos paisajes al tiempo que ya las manos van cogiendo calor. Hago fotos durante la subida y en una cumbre muy cuidada,con mesas y una escultura; tomo aire y con la misma, la bajada hacia Jubia y de ahí a Ferrol por las Aceñas y el monasterio de san Martín del Couto, que tantas veces pinté.
En el escaparate de una tiendecita, entre otros dulces, unas figuritas de mazapán, que me llevan la vida. Entro, salgo con un cartucho abierto en una mano y de que de vez en vez, quitaré el celofán de los dulces y con gula, los iré tragando porque así, el andar se hace más agradable y a cada paso que doy, es un escalón más hacia el cielo o la gloria. Qué "larpeiro" soy, como todos los viejos, o, ¿qué pensabáis?.

lunes, 22 de diciembre de 2008

NI LA PEDREA...






Buenos días Teresa, ¿ha tenido usted suerte?; -"ni la pedrea, doña Catalina, ni la pedrea"-....mientras un largo suspiro, se le escapa..
Hoy se romperán muchas, muchísimas ilusiones, cuando los enormes bombos comiencen a girar con su ruido infernal, soltando de vez en cuando unas bolitas numeradas. Niñas y niños de un colegio, sin descanso; -doce mil cuatrocientos dieciocho y al momento otro contestará: -diez mil euros-, a lo que seguirá:- veinticuatro mil quinientas ocho; - diez mil euros- y así, repetitivos durante media mañana, hasta que vayan apareciendo unos números con premios mayores, que mostrarán adelantándose unos pasos.
La gente anciana, suele sentarse frente al televisor o con la oreja pegada a la radio que suena a todo volúmen. Ante ellos, un trozo de papel y en la mano, un lápiz a medio afilar que les obliga a escribir números enormes. "Marííííía, ¡trae otra hoja de papel". Al salir un buen premio, lo gritará por la ventana del patio a toda la vecindad, que se apuran a mirar sus participaciones.
Otra gente, desganada, resacosa después de una noche de juerga, en una cafetería cualquiera, mirarán hacia la pantalla de plasma sin ser capaces de verla, llevándose un churro mojado a la boca, sin darse cuenta de que le gotea continuo sobre la camisa, blanca en otro momento.
El día anterior, vendedores callejeros, loteros y demás, pregonaron su valiosa mercancía. Al ser entrevistado uno de ellos, manifestaba que los negros, pedían terminaciones en 17; 19; 69... De los chinos no dijo nada porque seguramente no se encontró con alguno y los blancos, alguno de la provincia de Albacete, quien le indicaba que su número tenía que terminar en trece.
Por cierto, prometo que lo hice en varias ocasiones, pasarle por la espalda, unos cupones del sorteo de los ciegos, a un jorobado. No fueron premiados jamás y de ahí se deduce que es un bulo de las gentes.
Ilusiones nunca faltan, el auto caro, rojo para la niña, una casita al lado del mar para que la santa esposa se tueste bien en el verano, ampliar la morada en que viven, terminar de pagar la hipoteca, ayudar a los niños que comienzan, y el Caribe, que no se olvide el Caribe. Yo a Cancún y cuando llega, todos españoles; hacerle una foto a un lugareño del todo imposible, se habla español vayas a donde vayas..... ¿ y usted?; -" de la provincia de Lérida"..."¿le va un poco de este chorizo, hecho en casa?...- ¿Quiere usted, probar los pimientos de Padrón que he traído?...- "Con gusto, lo haré"...
Los negros para España y los españoles a ocupar el espacio que han dejado los negros; lo que sucede es que de ello nos quejamos pero, cuando invadimos..... , invadimos bien.
Hoy como siempre, no miraré la tele mañanera. He visto tantas veces aparecer en ella gente a la que la suerte le ha tocado, mostrando una fotocopia del décimo que han jugado entre ocho y que ha tenido suerte de salir premiado; otros, abren botellas de cava o sidra y la lotera diciendo que a ella no le tocó pero que está tan contenta, tan contenta de que le tocara a los demás, esperando le llegue una buena propina. Dejémonos de coñas, qué más quisiera la lotera o el lotero que le tocase un pellizco, iba a decir aunque fuese en el culo, pero no, no lo digo, no tengo ganas de enfrentarme ni a las loteras ni a las feministas. No tengo ganas de que me vayan al cuello. Pienso y viene a mi pésimo cerebro que está suelto, ¿por qué las dichosas feministas suelen ser feas?; de verdad que no he visto alguna bonita, agraciada o pasable; no, son todas feas. Deber ser la amargura.
A lo que íbamos. Los bancarios -no confundir con los banqueros-, a la caza del cliente, prometiendo el oro y el moro mientras el "agraciado", nervioso de un lado para otro porque no tiene "acougo"; su castigo al dinero, será el de dormir unas cuantas noches mal, muy mal y pronto, su rostro, antes risueño, se tornará a la mala leche; mala leche con todos, incluso con la familia y querrá, de repente, que no le llamen Pepiño, ahora es don José. "Poderoso caballero es don dinero", que decía el sabio Quevedo.
En cierta ocasión mi mujer me preguntó qué haríamos si nos tocara mucho, mucho dinero. Mi contestación fue, la de repartirlo; yo me iría a visitar todos los países sin prisas y, cuando lo hubiese gastado todo, regresaría de nuevo al hogar. No me contestó. La mirada lo dijo todo.
Lo bueno de todo es que Carlos III cuando trajo la lotería, no lo hizo pensando en nosotros; pensó únicamente en los beneficios para el estado, como no podría ser de otra manera y ello, persiste en el tiempo.
Acaba de aparecer el segundo premio. Por el patio de la casa, alguien lo grita y la del cuarto, algo sorda, que contesta: "Repita, por favor, repita el número"; y el número se repite reiteradamente a la espera de que salga el premio gordo que, aunque no toque, nos hará saltar de alegría por los nervios contenido durante toda la mañana.
Bueno..... a ver si en la del Niño hay más suerte..... ni una pedrea, ve usted.

viernes, 19 de diciembre de 2008

CUENTO DE NAVIDAD PARA NIÑOS





Es cierto, aquel día llovió oro, pero yo no lo recuerdo. Quien me lo contó es digno de toda confianza aunque, como todos los profetas que escriben, algunas veces se suelen equivocar.
Me dijo, que amaneció ese día, con un cielo azul plomizo y que grandes nubes cruzaban de norte a sur, llevando el frío al pequeño pueblo de Belén. Algunos camelleros sentados en el suelo alrededor de una hoguera, discutían precios y cualidades de sus animales quienes, en un rincón, contaban las bondades o maldades de sus amos. A eso, las personas, le dicen que rumian. Las gentes, al igual que todos esos días en sus quehaceres; el pescador al que falta una pierna, lanzando el sedal a un río cuyas aguas semejan plata. El pastor caído de espaldas sobre el musgo y que cubre la cabeza con un sombrero desconchado contempla el cielo y no las ovejas que salteadas comen o se miran por la forma en que están dispuestas, a la Blanca, debió de ser el lobo, le falta una pata y la otra de alambre, la tiene muy torcida. Al fondo, hay un pequeño castillo de color ocre. En él, unos guardias descomunales por su altura los del fondo y muy pequeños los de primera línea; el de la derecha, lleva la lanza partida; es de suponer que poca defensa puede hacer con ella. Dentro está el malvado de Herodes pero, como en el fondo es un cobarde, no se asoma. En medio del campo de musgo, solitaria, una gallina picotea aquí y allá mientras avanza hacia el molino de aspas detenidas porque el molinero no es capaz de poner en tierra la carga del burro que tiene a su lado, mucho más alto que él. Muy próximo a la gallina que picotea aquí y allá y que avanza hacia el molino, un cerdo que se ha caído y ahora tienes las patas al sol ya que su gordura no le permite girarse.
De las montaña baja un sendero de arena fina como si el desierto cercano la depositara con cuidado en todo su recorrido. Es un sendero, que va serpenteando entre palmeras de papel y por el que caminan personas y animales. Todos lo hacen en el mismo sentido, como si llegasen de lugares lejanos por sus vestidos descoloridos. No así, los tres reyes que al fondo, sobre sus monturas de cristal y azabache llevan días siguiendo a una estrella de papel plata que cuelga de lo alto, y que no se mueve.
En el interior de un cobertizo destartalado, una pareja. Él algo mayor que ella que bien parece una niña. Está tumbada sobre un poco de paja que han conseguido reunir. El hombre, con cariño y con sumo cuidado, seca a ella el sudor de la frente, gotitas que semejan perlas por tanto que brillan. Al poco, en silencio, ha traído un niño hermoso y muy llorón al mundo.
Sucede en ese momento que en el pueblo comienza a llover muy suave, casi como una neblina, como una caricia y sí, lo que llueve es oro. Al poco, el oro lo cubre todo, los montes, el musgo, el río, los árboles, al cerdo que no se ha podido poner en pié. Las gentes, ¡qué alegría!, lo van recogiendo y guardando en sus casas por temor a los ladrones, que abundan. Recogen y guardan en todos los lugares, lugares inverosímiles, hasta el pozo, que tanto bien les hace, está ahora lleno de oro. A medida que el metal dorado se va terminando de recoger, los rostros también van cambiando de expresión, se vuelven huraños, la avaricia entra en juego, el odio ha roto la armonía de las gentes; ahora es un caos.
Alguien señala el cobertizo cubierto de oro. Sus moradores son pobres, pero han puesto toda su ilusión en en niño, su bien más preciado.
Asaltan la pobre morada, lo arrasan todo, han tirado la pobre comida de la pareja por el suelo, se pelean hasta la extenuación y uno, en su afan de subir a lo que se supone es un tejado, ciego por la codicia, pisa la mano del niño que gime. Continúan en su afán de conseguir riquezas, sin darse cuenta de que todo aquel oro ha comenzado a derretirse ante los ojos atónitos de los acaparadores, a convertirse en agua que discurre brillante hacia el río, mientras riega el musgo y lava las casas blancas.
La conclusión es, que desde que se formó el mundo, las nubes del desierto o de cualquier otro lugar, el mejor bien que dejan caer el es agua, valiosa como las piedras preciosas. Las nubes de arena son otra cosa, aunque lleven ese color.
Lo del oro, únicamente creo que sucede en los cuentos tal como lo he contado; aunque me quedan tres dudas: si en verdad me lo ha contado un profeta; si ha sido un sueño o lo he visto en la realidad.
Terrible duda.
A todas/os, feliz Navidad y paz, que está tardando.

jueves, 11 de diciembre de 2008

MI FERROL QUE NO CAMBIA.






Lo pequeño, nunca puede ser grande -Cledemones 8, Ver. 7, Opus 14 - y Ferrol, en si es pequeño. Hablo del casco que se recorre en unos minutos. Tan pequeño que semeja una aldea en la que todos nos conocemos, conocemos las vidas de los demás y ellos las nuestras, sobre todo las/los del comercio que no se pierden una y eso, al menos para mi, no era bueno, no me beneficiaba en nada.
-Me han dicho que has fumado-; -si, mamá; sólo un poco-; -que te quedarás raquítico-, -ya lo sé, y me gusta-. Tenía doce años.
Por eso, cuando ya fuimos un tanto crecidos, la pandilla, nos desplazábamos lejos y allí, desconocidos en un principio, podíamos caminar en libertad sin temor a los chismes, chismes que no me importaban, porque con mi madre siempre me llevé bien, muy bien. Lo malo es cuando ya se pasaba a "mayores".
-Dime, ¿quién era la chica mucho mayor que tu a la que ayer acompañabas?. -¿Quién te lo dijo?-.¡Me lo dijeron!, tajante. En vista de ello mi respuesta era que no recordaba de quién se trataba. Entonces, llegaba el refresco de memoria y que a mi cabeza no le hacía falta, porque lo recordaba perfectamente.
-Ayer, sobre las siete menos cuarto, ya anochecido, subías la avenida de Esteiro desde los gitanos (donde hoy está la rotonda del diapasón) -todo se lo habían contado con pelos y señales-, y al llegar a lo alto, girasteis hacia la Plaza de España.... Era cierto, y era cierto también que al cruzarnos con conocidos procurabamos que no viesen la cara de la mujer que me acompañaba; por el que dirán. Sucede, que a los jóvenes les atraen las mayores y a los viejos las jóvenes, como mínimo las que salen en las revistas. A medida que creces, la balanza se equilibra y todo en su sitio.
Y así, día tras día enterándose de mis andanzas porque estamos en una aldea en donde las personas son capaces de decirse ¡hola!, diez veces en una hora, si es que caminan por la calle Real y si lo hacen por cualquier otra, casi sucede lo mismo.
Pero bueno, como todo tiene solución, en adelante lo que hacíamos, era separarnos mi acompañante y yo "fuera de puertas" que se decía, antes de entrar en el casco urbano y así, cada un por su lado, la fiesta la terminábamos en paz. "No basta con que la mujer del César sea honesta, también tiene que parecerlo".
En mi ciudad, aldea de costumbres, como te señalen un día, quedas señalado para siempre aunque hagas los votos de Chanteiro o vayas en procesión a Chamorro o salgas en la Semana Santa cargado de cadenas, ya no te libras aunque no te lo recuerden, jamás de los jamases te redimen, y lo malo es que se ceban más en la mujer que en el hombre. Costumbres que no se pierden ni perderán.
Por todo ello, echo de menos las grandes ciudades, ciudades que tuve la suerte de conocer, de patear y de vivir largas temporadas. Es muy raro que te cruces con alguien conocido a no ser que os llaméis por teléfono y os encontréis en cualquier lugar; muy raro que se fijen en ti aunque vayas descalzo, lleves sin darte cuenta descosida una pernera o con la cara tiznada. Cada cual a su fiesta, sin otros que le pregunten, te vean y le digan a tu madre que estabas fumando en un portal. Si se lo hubiese callado, ganaríamos todos. Es cierto que a los ojos no se les puede negar lo que ven en ocasiones sin querer; pero con tal de no decir nada, de no darle importancia o simplemente diciéndote: -No aproveches tanto la colilla, que te vas a quedar raquítico-; nos haríamos esa persona y yo, los más amigos del mundo. Lo malo es cuando obligan a mentir, a negar la evidencia.
Hoy en día, con tanto movimiento de coches, el estar parado esperando que el semáforo se te ponga en verde para los peatones,te obliga en esa espera, sin que te lo propongas, a ver desde el que hurga y hurga en la nariz sin descanso, al que le grita a la mujer o la otra mayor que te da la espalda para que no le cuenten a la madre de su novio, que es mayor que su pareja, como a mi me caía en penitencia.
Por eso, mis acompañantes, mayores en edad y yo, nos despedíamos "fuera de puertas" que se decía y, en soledad con mis recuerdos llegaba al centro de la ciudad, sólo, a pie, sin caballo, pero triunfador.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

NOS VAMOS A FLORENCIA.






Como esto no lo lee ni san Pedro, me voy a permitir el lujo de escribir lo que siento sin miedo a las consecuencias de mis queridas damas y compañeras. Comienzo.....
Ayer las/los VAPS (viejos aunque sobradamente preparados), tal como solemos hacer, nos hemos vuelto a reunir, lejos de las clases, alrededor de un mantel blanco, como si hubiera caído nieve sobre él y al final, cuando marchamos, así quedaba, sin mancha alguna. Se echó de menos algunas compañeras/os que no pudieron asistir, pero que continúan entre nosotros. Es cierto, del grupo, unidos siete y ocho años, aún no la ha "espichado" nadie, ni falta que hace. No merece la pena aunque una vez muerto todo el mundo diga "que bueno era", habiendo sido el mayor cabroncete que parió madre. Bueno fue, el que fue bueno, el otro que consiguió que nadie a su alrededor viviese, porque gozaba haciendo daño vivió y murió siendo muy puñetero que se jorobe -por no decir la palabra en cristiano -, noto, que me estoy desviando del tema. Retrocedo.
Se comió bien, en alegría aunque a mi la comida, no me llama. Llevo una temporada en la que me hacen comer como les hacen comer a los capones de Villalba, a la fuerza; estoy pensando en cambiarme por un negrito sano. Lo que si, es que hasta casi el final, las conversaciones en voz baja; luego, el vino y la boca se calientan y es ahí cuando ya me encuentro en mi salsa, feliz como pocos, inmensamente feliz rodeado de la gente que quiero, mis amigas, mis amigos. Dichoso amigo/a. No hace mucho escribía "amigo" y entraban los dos géneros; ahora las niñas que se quieren independizar y hay que citarlas por separado aunque por el Cantón, las parejas de verdad, caminen juntas, mirándose a los ojos, mientras él, se desahoga en mentiras. No me cuesta separar niña de niño; más si anduviésemos vestidos todos con los dichosos burkas, hombre y mujeres con esa ropa; a ver luego como coño se iban a distinguir los géneros.
Bien por la reunión, mal por el vestido ese, aunque para colarse en el cine, en el futbol o para darle una colleja a alguien y luego comenzar todos al :-lio, lio, lio, lio, lio.....-, no se si os acordáis, va bastante bien. Que nadie eche las manos a la cabeza, me conocéis y mis ideas son contrarias a todo aquello que no suponga libertad.
Echo de menos aquellas comidas al lado del río Belelle, en las que Luísa, Bernabé, Nicasio preparaban y cocinaban la ensalda, las setas o el bacalao al pil-pil con todo el cariño. A mi, que jamás fui capaz de resolver el cubo de Rubi, me tocaba la tarea de cuadrar las mesas para que pudiéramos sentarnos todos, frente a frente; no era fácil ya que eran paneles muy largos y desiguales pero al final conseguía que un grupo, no comiese cara a la pared. Otro técnico, Manuel, se encargaba de ir por las empanadas y las bollas de dulce. Sobre las una de la tarde se iba a buscar el cerdo asado y, a medida que la gente iba llegando, conseguíamos que todo, estuviese preparado y listo. Risas y cánticos en aquel alejado y hermoso paisaje, en aquel alejado molino, muchas risas porque el grupo se aprecia un montón. Hacia media tarde caminata a la cascada contándonos una y mil aventuras, que de todo hay y de regreso, un adios, otros adios y otro más, hasta la próxima.
Ayer, camino de casa, parada obligatoria en el Quintana -la biblioteca que llamamos- y allí, sin haberlo proyectado, animamos a Nicasio, nuestro organizador de viajes. Conseguimos que se la vaya la angustia y afirma que nos vamos a Italia, a Florencia, a la Florencia del Renacimiento que estudiamos actualmente. Será dentro de unos meses. Hay que planificar con antelación, como otras veces en que la cosa salió muy bien. Nicasio vale, es meticuloso; a mi, se me irían un ciento de detalles porque como sabéis, tengo el cerebro suelto de galopar en otros tiempos a lomos de caballos.
Llego a casa y me entero de que han soltado al "dirigente" del Marsella, al cojo Mantecas Dos. Me da que a Zapatero, le está saliendo muy cara, la silla que le prestó Sarkozy, el presidente francés. Claro que, si fue Carla quien pidió a los tribunales, que hicieran la vista gorda; entonces no me extraña. Yo, también lo hubiera hecho.

BOFETADAS