martes, 9 de diciembre de 2008

DE QUÉ SIRVE PEDIR PERDÓN.






Mi ciudad, se queda sin putas y se llena de pintadas contra Reganosa, que ha instalado unos depósitos enormes de gas, en la orilla de la ría, inmediaciones del la bonita villa de Mugardos :"Fora Reganosa a ría e nosa". Otros dibujos que invaden la calle, son unas estrellas de cinco puntas; más pintadas contra el Gobierno central y Xunta, contra el Rey; el paro también se lleva una gran porción de paredes y suelos, el ejército y por ahora, no he visto contra los curas que al menos de momento se salvan de la quema.
Mi pregunta es, ¿qué harían esos cuatro pelagatos si el resto de la gente desapareciéramos tal como quieren?. ¿Serían capaces de gobernarse?. Lo dudo. Ya dije en una ocasión que quien los dirige, está en la sombra; tiene miedo al sol, a la luz que todo lo muestra y mientras, sus secuaces, llenan y llenan de mierda la calle en la oscuridad, durante la noche. No conocen, porque no leen, que los periódicos guardan unos espacios para que se exprese, dentro de unas normas, el que quiera. Las normas, que cite su DNI. Estoy seguro de que lo falsificarían, porque no tienen lo que hay que tener, para dar la cara.
Lo que si no me entra -quien me conoce sabe que a la primera me entero-, es que un diputado, al que pagamos, Juan Tardá (en castellano), subido a un palco como tantos guerrilleros, como aquel cojo Mantecas o ese que no quiero nombrar que "dirige" el equipo de futbol de Marsella, alardea entre las masas al igual que un vencedor de cien batallas, una burda imitación a las arengas de Cesar. Despotrica contra la Constitución que somos todos y finaliza con un explendoroso ¡¡muerte al Borbón!!. Que nadie se asuste, cuando le ve las orejas al lobo manifiesta que se refería a Felipe V; pero coño, ¿es que lo quería volver a matar...?. Que no obligue a Garzón a certificar su fallecimiento... Que no lo obligue.
Para arreglarlo, el presidente de la Cámara y sus acólitos lo amparan, que no fué para tanto, un calentón y lo perdonan. Para el calentón, hielo en el culo. Ya está bien. Por menos he pedido perdón y no me han hecho ni puñetero caso. Me han dicho si, pero no.
Escribo y sin buscarlo me vienen a la memoria momentos vividos en un colegio de Ferrol, en el que también pedíamos perdón sin haber cometido falta alguna y eso perdón jamás llegaba.
Era un niño. En segundo o tercero de bachiller, más no. La clase me aburre. Con la punta de una navajita extraigo astillas de la madera, intentando dibujar unas iniciales. El profesor, un ex-sacerdote, grande como un portaviones, se acerca sigilosamente y me brea a palos. Me brea a pesar de que no le he faltado a la Constitución, ni a los Borbones, ni a persona alguna. Luego, cuando me ha mazado bien mazado, me exige que al día siguiente lleve un trozo de cristal para lijar toda la mesa.
Es atardecer en el Ensanche, me separo de los demás compañeros de aventuras para no comprometerlos, cojo del suelo una buena piedra que lanzo con todas mis fuerzas contra el gran cristal de uno de los ventanales del colegio y con paso no muy apurado, me dirijo en medio del caos hacia el Madrid Paris.
Una hora más tarde regreso, del suelo recojo un trozo de cristal que al siguiente día me servirá para lijar los pupitres de toda una mesa, bajo la atenta mirada del sacerdote desertor.
De todo lo dicho, saco en conclusión; que el corpativismo funciona, que el tripartito tiene que funcionar y ahí está Bono que resta importancia a lo sucedido, sin que al cobarde le obliguen a copiar en el encerado, cien veces tal como me hacían, "no lo volvereré hacer"; "no lo volveré hacer"; "no lo volveré hacer"....
Ayer, paseando por la Red, encuentro el siguiente título: "Rapariz, Colegio Academia". Un trabajo que firma Ártabro. Se trata de una novela por entregas. Leo: "Muchas risitas oigo por aquí"- don Manuel, alias Tato, en un aula de unos treinta metros de largo por ocho de ancho.....Ponga la mano y me descargó con fuerza cinco palos con una estaca de madera, de unos 40 cms. de largo, por 5 de ancho, por 3 de grosor. Tenía once años y aquel día era el primero de los que viví durante los cuatro años siguientes.
Sentí algo en mi interior, sentí un gran dolor al recordarlo, por él, por todos; le mandé mi dirección, me escribió. Tengo un compañero más, tengo un amigo más en Santiago.
En el fondo, los parias, repartimos lo que tenemos. Los maltratadores no.
No dejaré jamás de ser paria porque de ellos, son los estanques, los lagos, la luz, la lluvia, la mar, todo lo que supone naturaleza.

BOFETADAS