martes, 18 de diciembre de 2007

LA NIÑA DE LOS OJOS TRISTES.






La niña pequeña, la de los ojos tristes, no sabe si tiene padre, a pesar de que su madre , mientras la acaricia, le dice que si tiene.
- Entonces, ¿ cuéntame otra vez cómo es ?. La madre, se arma de paciencia, la abraza y mirando al infinito le dice que fué allá, en alta mar, en donde a su padre le dió un mal aire y por ello no viene a puerto. Siempre está en la mar, aunque algunas veces, muy pocas, al igual que las gaviotas alza el vuelo, se deja llevar por el viento y viene a verte cuando duermes.
Tu padre - piensa la madre -un día como tantos otros salió a pescar y una mala ola le volcó la barca. Allí, en medio de aquella mala mar, quedaron sus ilusiones y nacieron sus desdichas.
La gente -piensa - en un principio te anima, te dicen que te ayudarán....¿ Tenía seguro ? le preguntaron en la cofradía de pescadores. - No lo se - respondí, y no, no estaba asegurado, no tenía ese maldito papel que te permitiría ayudar a los cuatro niños que quedan. Sin papeles, estás perdido, los necesitas al nacer y continúan en diferentes formas y colores, acompañándote hasta la muerte. ¿ Tiene usted el papel de los papeles ?. - Pues ... déjeme que mire. Creo que lo he perdido -. - Pues, aténgase a las consecuencias -. En la administración siempre se escucha esa frase, "aténgase a las consecuencias". - Al faltarle ese papel, no puede conseguir el papel de los papeles ......-.
Durante el entierro, la mujer va acompañada y consolada por sus familiares. El sindicato, le indica que vaya sóla tras el ataud, que queda muy bien en la foto de la prensa y la gente se apiada. Al final, no se exhibe la pancarta reclamando más seguridad en la mar. - Es que la televisión no va a venir -, sabe usted.
Ahora la mujer, compra y vende por las aldeas, un poco de pescado que lleva en un carrito pues la vida tiene que continuar. Hoy por hoy, puñetera vida, nadie da nada; te quitan continuamente. Dentro del estado, hay gente, mucha gente que busca en los desperdicios de otras personas y hay muchos aún, que mueren todos los días, de frío, encogidos en los portales.
Otros, muchos otros, han muerto en la mar.
La niña pequeña, la de los ojos tristes, espera el regreso de su padre, mirando las gaviotas.

BOFETADAS