martes, 4 de diciembre de 2007

ARENA






... Las viejas playas. A las que siempre
algo
te lleva. Como ningún otro latido
del mundo, esas orillas ...
El sol que las traspasa,
caminas por el filo de las aguas,
ese velo cristalino
y esas conchas
medio enterradas en la arena, y esas cintas
azules
que la luz dibuja.
No es tu memoria
quien reconoce,
donde existe depositada esa luz, esos colores,
estas orillas transparentes, la sensación
de la mar entre tus dedos.
Es una dicha sin pasado. Sólo un instante
de exaltación, la
Vida
más allá
de lo comprensible,
con el futuro incierto
que nos aguarda.
-Gerardo Loiba-

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