miércoles, 7 de noviembre de 2007

POR MOECHE.






En pleno valle de Moeche, se abre ante uno, un mundo muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Primero, una paz enorme, magnífica, que invade nuestros sentidos y luego, un olor a campo, a hierba cortada, a maiz y laurel.
El camino hacia Somozas y luego a Jubia, es fácil. Es una llanura con casas de labranza salpicadas y, de vez en cuando alguna vaca descansando a la sombra y que mientras rumia, cuenta a las mariposas y a los grillos vecinos, sus aventuras en casa del hombre.
Los cantos de los pájaros lo inundan todo pero, siempre hay un pero. No muy lejos un pobre perro abandonado que al verme, mete el rabo entre las piernas asustado y echa a correr sin perderme de vista. Se para cerca de un maizal, le llamo y no viene. No se fía de las personas.
Me pone enfermo el comportamiento de la gente que maltrata a los animales. Ni corazón ni entrañas pueden tener, para que luego, les llamemos "racionales". Para distinguirlos que dicen los libros. Vida.
La luz que lo inunda todo es magnífica. Cualquier rincón es bueno para ponerse unas cuantas horas delante de un lienzo mientras suena .... Pavarotti, por ejemplo.
Pero bueno, venimos a caminar.... continuemos.

BOFETADAS