sábado, 10 de noviembre de 2007

MAREA BAJA






La conocía hace muchos años, cuando los primeros "Festival celta" y ya me encandiló. Ortigueira es sinónimo de paz, la paz se vive en sus calles, en donde la gente camina tranquila y se paran para hablar, pausados, sin gritos, sin alzar la voz, como si estuvieran en la iglesia.
Cerca de la estación del ferrocarril, una carretera te lleva a la playa de Morouzos de arena fina y aguas, ocasionalmente con riesgo de resaca, con hermoso pinar, multitudinaria durante el verano y virgen solitaria en el invierno.
Siguiendo la carretera, un paseo fantástico entre árboles de todo tipo y en donde en una ocasión creí ver, que hacia mi, venía la muerte -ya lo contaré-. Inmensos montes, amparan la bellísima ría. Al final y por un camino hecho para los senderistas, se llega al puerto de la Ciudad, lleno de vida incluso con marea baja.
Porque me gusta, por todo lo que encierra en si, me acerco a Ortigueira de vez en cuando y siempre, descubro algo nuevo. Pero, siempre hay un pero, es la hora de dejarte, y lo hago con pena de no tener tiempo para caminar hasta Ponte de Mera como otras veces hice.
Hay marea baja. El ruído de una lancha que sale de puerto, se mezcla con el que allá en lo alto, en el hermoso cementerio, toca a difunto. Algunas gentes se santiguan.

BOFETADAS