lunes, 19 de noviembre de 2007

1er SUSTO






Hace unos días prometí que lo contaría, y hoy lo hago.
La muerte, no viene más que una vez, pero se hace sentir toda la vida. Me ocurrió hace un tiempo en tierras de Ortigueira.
Caminaba mucho antes de salir el sol, entre expesa vegetación, cerca de la playa de Morouzos, cuando a lo lejos vi una forma que se acercaba. Cuando la vi más cerca, aprecié que llevaba ropa oscura, negra; un pañuelo del mismo color le cubría la cabeza y, a modo de bastón, el tronco de una rama, sin forma. Yo caminaba por la derecha en dirección a ella, que lo hacía por su derecha de encontrada. A unos veinticinco metros, comenzó a cruzar la carretera y hacia mi vino. El corazón a mil por hora y a lo hecho, pecho. Se para a mi altura, me paro. No le veo el rostro ya que en la oscuridad, el pañuelo se lo occulta. Al poco dice: -No, no eres....
Estuve a punto de decirle que era de Ferrol y que llevaba unicamente una media hora en ese pueblo, pero mis palabras no salían.
Al rato dijo: -Creí que eras Andrés, te pareces mucho .... y sigue la marcha.
Fué excesiva la cantidad de aire que me salió de los pulmones. Le hice una foto que mostré a mis compañeros de clase al contarles lo sucedido. Tengo todas las fotos de ese día, menos esa, que ha desaparecido del CD en que estaba guardada. Quiero pensar que sea una casualidad ya que si en verdad, la tuve tan cerca, o es cegata o yo ya estoy vacunado y espero que esa vacuna tenga validez, por algunos años. No creo que la muerte se muestre por los caminos, sería un irresponsable si creyese en eso, más, yo me crucé con ella.

BOFETADAS