En el otoño de la vida, es bueno tener paz en el alma y serenidad en la mente. Ya han pasado muchos años, unos de locuras de juventud, otros de sufrimientos por los que se fueron y los más, de convivencia y alegría.
Hablo por mi y no me puedo quejar. Al hacer el balance de lavida, me sale una nota alta, quizás si la escribiese, algunos me tacharían de mentiroso y es por ello, que prefiero guardármela; pero si, he sido feliz en muchas ocasiones y hoy, hoy mismo, soy inmensamente feliz porque mi modo de ser, mi forma de pensar, no me permite ser de otra manera.
Caminando soy feliz, descubriendo lugares en los que nunca estuve soy feliz, estando en medio de los que quiero soy feliz, con mis compañeros del todo y con mis conocidos otro tanto. Qué más quiero, si todos los momentos del día los tengo ocupados entre gente que quiero y que se que me quiere. No se puede pedir más. El resto, los placeres de la vida y de la mesa, ya no van conmigo. Esos pasan. Los que se quedan son los amigos/as. Esos si que tienen un valor incalculable y hay que cuidarlos, porque cuando los necesites, los tendrás a tu lado, tal como me lo demuestran día a día.
En el otoño de la vida .... gracias, muchas gracias a todos/as.
