miércoles, 23 de abril de 2008

SOLEDADES






Hay dolor en el rostro de la madre, que lleva de la mano a su niño y hay un terrible sufrimiento en ese niño. Aumenta la desesperación cuando tiene que separarse y dejarlo en la soledad de la guardería. La madre ahora, camina a pasos largos, no quiere volver la vista porque de hacerlo, sabe que acudiría a recogerlo. - Es por su bien - le han dicho, y ella asintió. El niño, durante la larguísima mañana, ha sido un ser muy desgraciado, no ha entendido ni entiende la terrible separación en soledad.
Han vivido juntos más de cincuenta años. Claro que han reñido cantidad de veces, pero muchas más se han querido, se han ayudado, han caminado unidos por la vida, unas veces bien otras un poco peor, mientras veían crecer a sus hijos. Hoy un mal aire se ha llevado a su marido; no le importa tener cercanos a los hijos, en esa mañana lluviosa, unicamente mira la caja de madera con unas asas brillantes a los lados, y en ella, lo único que le quedaba y que se van a llevar pronto, dejándola en la más profunda soledad.
Tumbado en su cama, mira al techo sin ver nada. Su pensamiento en esos momentos, vuela en busca de recuerdos de un tiempo pasado muy hermoso. Hoy sabe , sin que se lo digan, que la ha perdido, y es por eso, que el mundo se le ha venido encima. Un día, las risas y las palabras se fueron apagando, y la alegría de otros momentos se iba convirtiendo en ausencia, en frialdad. No sabe ni quiere saber que la vida continúa, y que el tiempo coloca a todos/as en su sitio, de donde nunca debieron de partir. El único amparo que ahora busca, es la soledad.
Ha extendido cartones en el habitáculo de un cajero automático, la larga noche le espera. Quiere permanecer en ese lugar a pesar que los servicios sociales le han querido llevar a un refugio con comida y mejor cama que la que tiene, ha dicho que no, lo único que quiere es que le dejen en paz y que no le rompan su felicidad, de vivir en soledad.
La soledad en ocasiones puede ser muy hermosa, sin que tengas que reir cuando no se tienen ganas, dar la mano a alguien cuando donde mejor la tienes es en el bolsillo, sonreir a la persona odiosa cuando te sonríe con cinismo y hablar cuando lo que necesitas es el silencio.
En ocasiones buscas la soledad, cuando alguien se entromete en tu vida, destroza la familia, y te llega el abandono que no esperabas. Intentas pero es imposible retroceder unos años, para comenzar de nuevo, más cuando unicamente te muestran la espalda y no son capaces de mirar y hablar de frente, te sucede lo que al niño en la guardería, lo que al hombre tumbado en la cama al que seguramente han dado la espalda por otro; lo que le sucede al mendigo de los cartones y lo que sufre y sufrirá esa mujer a la que el destino le ha llevado lo que más quería.
No me gusta la soledad, bueno, de vez en cuando la necesito para poner en orden mis sentimientos. Ahora mismo, andan muy, pero que muy revueltos. Necesito pensar en soledad.

BOFETADAS