martes, 14 de julio de 2009

PUDO SUCEDER.






Es un día nublado, oscuro pero sin lluvia. Ha pasado media hora desde que los autos en feroz carrera, traladaban a las personas a sus lugares de trabajo, porque las cosas como están hoy en día, no hay que llegar tarde. Sólo a ocurrido un pequeño roce de carrocerías, se toman notas de los respectivas casas aseguradoras, lo hacen en paz y a partir de ese momento, toda la zona ha quedado tranquila.
En la cafetería pintada en color verde veronés, que hace esquina cercana al parque, un grupo de vecinas se reunen antes de ir al mercado; sus conversaciones son animadas y mayores son sus risas. En un momento dado, una de ellas cercana al gran ventanal, la de más edad, se levanta de su asiento, mira a sus compañeras y señalando a un hombre que cruza la calle dice: ¡Me ha querido violar!, ¡me ha querido violar!,... al tiempo que rompe a llorar, sin lágrimas en los ojos.
Las demás mujeres miran hacia el lugar que indica y allí, un anciano cabizbajo que camina lentamente; bajo el brazo un periódico doblado y en una mano una barra de pan.
- Hay que denunciar- grita una de ellas, la abanderada feminista, la que se reune los sábados por la tarde con otras, porque no encuentran quien les quiera. Es tanto su poder, que las convence y como está habituada, al poco todas en el juzgado para denunciar a una persona que ni saben en donde vive ni tan siquiera conocen su nombre.
-¿ Está usted segura de que quería violarla ? pregunta el oficial del juzgado.
- ¡ Segurísima !- responde. Lleva tiempo tras de mi y no es que me diga nada pero si se lo que piensa.
- ¿Qué es lo que piensa ?- implora el oficial, al tiempo que el alma y el entendimiento se le van a los pies.
- Pues....piensa que quiere violarme.
- ¿ Y cómo lo hace ?.
- Lo hace, lo hace.
- ¿Le ha tocado ?, ¿se le ha insinuado ?.
- De momento no, pero lo hará.
Estando en ello, entra en el juzgado un hombrecillo que reconocen como el que llevaba el periódico doblado bajo el brazo y, una barra de pan en la mano.
El oficial se levanta, inclina levemente la cabeza y saluda al recién llegado: - Buenos días señoría....
-¿Mucho trabajo ?, pregunta el juez.
Lo de siempre y una nueva denuncia que por acoso interpone la mujer aquí presente.
- Gracias, don José. Ponga interés en ese caso, últimamente hay demasiadas denuncias por acoso. ¿ Ocurrió el mismo día que las otras ?.
- No, señoría. Ocurrió el día doce de este mes. Cuando usted se encontraba de en Alemania dando las conferencias.
-Bueno, bueno, no perdamos tiempo.
Ya en la calle sus amigas preguntan de nuevo: ¿Estás segura de que ese hobrecillo te quiso violar?.
La mujer duda.
¿Cómo hizo para violarte?.
- Bueno, violación en verdad no hubo, quizás ese señor tuvo algún mal pensamiento. Seguro que tuvo que tener un mal pensamiento, todos los tienen. No estoy segura.
La feminista por una vez calla. En su interior busca un posible motivo que no encuentra.
La presunta violada, ahora tampoco.


Moraleja: Hay pensamientos y también duras frases, que sin base alguna, pueden ser causa de un dolor terrible.

BOFETADAS