jueves, 7 de febrero de 2008

LA FLOR DE LA " SOTALIA "






Vaya por delante que lo que voy a narrar no ha ocurrido nunca, o quizás si. Que cada uno se reinvente la historia porque algunos, sí la han vivido, y muy de cerca.
Vaya por delante que escribiré, seguramente, la palabra viejo. La palabra "viejo", entiéndase que siempre irá entrecomillada, más no lo escribo así porque se me hace harto difícil teclear esos signos, pierdo concentración y un viejo entre comillas, es como un viejo entre las orejeras del sofá. Atado.
No hace mucho sucedió, que los viejos iban al colegio. Algunos, se habían pasado toda la vida ayudando a sus padres en el campo desde edad temprana, otros/as tampoco habían podido ir por la falta de padre, una puñetera guerra pasó por su pueblo y jamás le dejó volver a casa, los "paseos" que llamaban; otros habían ido poco, los más con mucho interés en ampliar conocimientos y los menos, tan menos que unicamente había uno, por estar "recogido" en algún lugar tranquilo y seguro.
Un día, un hermoso día, llegó a la escuela una nueva profesora. Doña Emilia, así dijo que le llamaran y desde el primer momento, los viejos/as la vieron muy activa, tanto, que de golpe, a traición y teniendolo premeditado, colocó a los viejos en grupos y a cada uno la asignó un trabajo. Sin darse cuenta, había hecho a todos ellos/as una transfusión de velocidad. Uno de los trabajos, para un grupo, era el de encontrar la flor de Sotalia. Una flor, que nadie en el pueblo conocía, pero que ella había visto al llegar. Unicamente había visto una, muy hermosa, y tan pequeña que si no te fijabas, era posible que jamás la encontrases.
Los viejos, salieron revolucionados en busca de la dichosa flor, más como nunca la habían visto, y no la conocían, caminaban y caminaban en círculo arrancando todas y mostrándolas unos a otros ,¿es ésta?, ¿y esta?, era entonces cuando cada uno daba su opinión. No- decía Liboria- esa flor es un toxo. Ya verás como pincha. ¿Y ésta? decía Agustín. No- decía Enriqueta - esa es la flor de la canela.
Todo esto, sucedía día a día y hora a hora a una velocidad de vértigo. Discusión tras discusión, deliberaciones a hurtadillas, desconfianzas de si lo sabe pero no lo dice. Si quiero pero que me meo. Dime con quien andas......
De todos los viejos, una de ellas Manuela, que antes de hacer nada, se fué a un diccionario y allí buscó la palabra "sotalia". Le decía: Sotalia, desesperación en chino mandarín; deslizamiento sobre troncos; sotalia, flor muy hermosa originaria de Brasil, que crece en los troncos de los árboles...
Amigo mío, aquello fué lo más. Todos mirando al suelo y en esa ocasión la belleza está en lo alto. Otras veces sucede todo lo contrario, yo al menos, hurgando en el suelo, he encontrado tanta cantidad de belleza como en lo alto.
Manuela, permanecía todas las horas con el grupo mirando al suelo,disimulaba, pero mientras, oteaba los árboles. La búsqueda que comenzó seria y acelerada, es ahora más tranquila; ya se escuchan risas, cada vez más fuertes, se nota que hay un gran compañerismo, amistad, unión de personas que andaban desperdigadas. Da gusto verlos por los campos en sana camarería sin ya importarles la flor ni todo lo que ella representa. Han encontrada algo más valioso que la flor, el cariño y la amistad verdadera.
Manuela, al fin, a medio tronco, halla la flor. Si que es bella; un amarillo brillante la envuelve, y a rayas el violeta, su complementario, que la hace brillar aún más. Es magnífica.
Manuela sabe que faltan quince días para que finalice el plazo, decide guardarla en una caja. Hace vida con sus compañeros y un día antes del señalado, coge la caja que tenía sobre un armario, la abre y allí no hay nada, nada. Entre llantos piensa, cuando alguien la entregue, sabré quien me la habrá robado.
El día señalado al fin. Ahora si que da gusto ver el aula con los viejos/as alborotando, hay una confianza nueva, una nueva savia que corre por todos los poros antes secos. No hay malhumor, huele a felicidad y Manuela espera que alguien presente la flor. Ello no sucede.....
Manuela, pobre Manuela, abre de nuevo el diccionario y lée: ... que crece en los troncos de los árboles. Si se arranca, a los dos días se evapora pues toda ella está compuesta de agua.
No se quienes han perdido en esta historia, sí sé quienes han ganado, todos, todos han ganado, ha cambiado su forma de vivir, repentinamente; como cuando llega la lluvia en la primavera. Los "viejos" y "viejas" de mi escuela, ¡qué felices, qué felices!.... Las "viejas" y "viejos" de mi escuela han vuelto a conocer lo que tenían olvidado o les habían hecho olvidar, la vida; la vida con sus gentes que pertenece a todos. La vida, que no pertenece a nadie en exlusiva.
En un rincón, mirando al encerado lleno de signos, doña Emilia sonríe.


BOFETADAS