Me acabo de cruzar con Papá Noel, un Papá Noel esmirriado, sin esa oronda barriga con la que lo pintan ni tan siquiera, la cara de bonachón. Hace sonar una campanilla de metal, tres aburridos niños vestidos de rojo a su lado.
Va sentado en una calesa, de la que tiraban dos caballos muy altos, majestuosos, al trote. Delante, un auto de la policía municipal, con todas las luches encendidas, haciendo sonar una sirena de vez en vez, a espacios irregulares.
A la gente con la que se cruza, no le interesa esa estampa que circula por sus proximidades, no le hacen caso y es por ello, que me hace pensar, que la campana que toca ese repartidor de juguetes, unicamente sirve para avisar a los peatones, tengan cuidado con los caballos.
Los Reyes Magos, son más pausados, más generosos, tienen más "tablas" y saben como montárselo; primero, arrojan caramelos, grandes cantidades de caramelos. Hay que estar con un ojo puesto en el caramelo que se va a recoger y con el otro, pendiente de que alguno no te caiga en la cabeza, ya que, es mucha la altura desde la que los lanzan, algunos pajes, enfurecidos, los envían con fuerza inusitada, a cabronada -. Antes, eran los niños quienes defendían su hombría peleándose por los caramelos; ahora ya son todos, padres e hijos. Si los padres se sienten observados, alegan que son para los niños y cuando éstos se los piden, se los deniegan con la excusa de que les pueden hacer daño.
Hay una guerra soterrada entre el que viene del norte y los que llegan de oriente. Los niños, muy puñeteros ellos, dicen: a Papá Noel la bicicleta; a Melchor la consola; a Gaspar la tabla de surf; a Baltasar el ordenador y a mis padres y a mis abuelos, una televisión de plasma para mi cuarto de estudio.
Los padres, abren sobres con felicitaciones y buenos deseos que les envían. En esos momentos, el padre está leyendo una que acaba de recibir. Felices fiestas y próspero año nuevo..... le felicita el director del banco en dónde tiene la hipoteca.
Hoy he visto a Papá Noel, sin pena ni gloria. Pasó muy rápido en una calesa,tirada por dos hermosos caballos, tocando una campanilla de metal, para que la gente se apartase a su paso, supongo. La policía delante, le abría la marcha como se abre a los presidentes de naciones que van de paso.
Papá Noel, debería pasar más despacio, recreándose. Las mujeres, casi todas con dos o tres barras de pan que le asoman por las bolsas, se pararían y alguna, estoy seguro de que aplaudiría y avisarían a los niños para que lo viesen. Los hombres no; los hombres aún están en casa esperando la salida del sol, porque hace frío, mucho frío.
Los Reyes Magos, como siempre, vendrán amparados en la sombra de la noche y en silencio. Más de una vez intenté permanecer despierto para verlos sin que me viesen, más el cansancio siempre podía conmigo.
Hoy si, hoy he visto a Papá Noel. Lo vi muy esmirriado, tocando una campanilla de metal, sin dejarse ver por los niños..... parecía temeroso.