De repende, sin aviso, traicioneras, mil coces de enormes mulas que me golpean el pecho en la noche. Han sido mil coces al unísono,acompasadas, no se si dolorosas porque ahora, ya no siento nada. Es una sensación grata, como el humo en las aldea, porque puedo tocarme la espalda a través del pecho. Ignoro si los ojos, los tengo abiertos o cerrados, supongo que cerrados porque no veo rostros y además, estaba durmiento, pero también, pude despertar cuando sentí el terrible golpe que las mulas descargaban en mi pecho, mulas que ahora no veo.
Es raro, es una oscuridad diferente a aquellas otras, llenas de fantasmas cuando era niño, de tantos sueños en medio de gentes que quería ya de mayor, y en medio de otra gente que no conocía, porque siempre tenía sueños. Era muy agradable encontrarse con gente durante la noche, personas que en los sueños cobraban vida, mis padres, mis abuelos, mi buen hermano que también debió de sentir el cocear de las mulas en aquel terrible accidente de coche.
Tengo frío y no puedo abrigarme. Siempre fuí friolero; tengo sangre del sur, del Mediterráneo mejor, pero casi siempre, he permanecido en esta esquina del mapa, abierto a las corriente de aire y a la lluvia. Ahora, tengo un frío diferente, como cuando recoges de un charco un trozo de helada.
No viene nadie, es un rincón olvidado en el universo. No he visto ni veo, tal como dicen, pasar mi vida a la velocidad de la luz, del vértigo. Mi vida, no puede pasar tan rapidamente porque la he vivido y bebido sorbo a sorbo y todo, todo lo que he amado no puede pasar tan rapidamente, no le daría tiempo aunque lo quisiese ese dios del que tanto me han hablado pero que ahora no viene ni le veo. ¿ Se las estará pensando?. ¡Calla!, ¡calla!; debo portarme bien. Ya no puedo "largar" como hacía, lo primero que se me venía a la cabeza, sin sopesar las consecuencias. Debo ser comedido. Cuando se llega a un lugar extraño, desconocido, primero hay que orientarse y ver cómo respira el personal.....
Oigo un grito. Al menos no estoy sólo en esta noche. Continúan los gritos... y llantos, los escucho lejos porque no veo. Qué pena de un reloj para conocer la hora y levantarme, y contestar a los e-mails que seguro tengo atrasados.
Viene gente, mucha gente, hablan en voz baja; más gente que me zarandea, debo parecer tonto porque me están vistiendo, cómo si yo no supiese. Me da vergüenza, que esas mujeres que no conozco, no paren de mirarme. Me están trasladando. Ya podían arreglar los baches de esta carretera. Se para. Al fín, ahora si puedo ver a mi familia, a mis hijos,a mis amigos de siempre, a mis compañeros y amigos del campus; hay muchos. ¡ Cómo me gustaría abrazarlos uno a uno!, pero por más que lo intento, es que no puedo dejar esto para irme con ellos.
Una mujer se acerca llorando con una flor blanca en la mano. Estira su brazo y la deja sobre mi. ¡ Gracias buena amiga, gracias!. Gracias por esa flor. Es muy hermosa.
Se ha ido el frío, noto calor, no la calor del Mediterráneo del que tanto disfruté, es otra calor que quema, me quema.....
¡ La flor....... !. ¡ Darme la flor, que no quiero que arda......!.¡ Darme esa flor..es mía!, ¡ es mía........ es mía.......!