viernes, 25 de enero de 2008

QUÉ MAL VIGILAN, QUE MAL .....






La reunión de ayer entre compañeros de curso, para discutir al más alto nivel qué asignaturas íbamos a estudiar en el segundo cuatrimestre, terminó en tablas; es decir, ni para ti ni para mi. Nos llevó el llegar a esa conclusión dos horas, más o menos, entre picoteo y picoteo de aceitunas y patatas chips.
Alguien dice de ir a la Fundación Caixa Galicia, en donde se presenta una exposición de Sorolla y contemporáneos, que nos envían desde Cuba. No, Fidel no viene con ella. Sólo es pintura.
No voy a enjuiciar las obras, pero si, salvo raras exceupciones que decía el obispo,el resto deja mucho que desear. Para más inri, la obra que anuncia el catálogo, de Sorolla, un tema de playa de los que tantos hizo; el foco del techo está apagado y el cuadro, permanece en la más oscura indiferencia ante las gentes que se acercan.
No quiero decir nada sobre la exposición, es lógico que en Cuba no esté ni por asomos lo mejor de estos grandes artístas, como tampoco estaría lo mejor de Velázquez en las tierras de Chávez. Para al francés.... lo que pida. ¡ Qué suerte que tiene el condenado....!.
Os preguntareis que pintan las fotos de los guardias civiles, que me bajé de la Red, yo también me lo hubiera preguntado, pero ayer, en la exposición, durante todo el recorrido me hicieron sentir un ladrón, un asesino, un carterista, un inútil - esto último puede ser - pero lo otro no. Primero fué una vigilanta que se olvidó de todo el público para seguirme a mi, sólo a mi, allá a donde fuera. Al ver esto, mi ego crece pensando que al menos, aún hay mujeres a las que intereso, pero luego la cosa ya se me hace insoportable, es horrible caminar y que la tía aquella camine, que te pares a ver una obra y ella se pare, que te acerques a un cuadro sin tocarlo y te diga que te separes, y así durante un buen rato, porque me canso y subo al piso.
Al fin, sin la guardia civil detrás. Pero.... que no había caído; en el piso en que ahora estoy, otro vigilante que nada más verme llegar, se pega a mi como un novio, yo que no soy tonto me lo huelo y caigo de la burra. Ambos disponen de "pinganillo" por el que se comunican y ¡zas!, me he caído con todo el equipo. Si voy para la izquierda, me sigue; si voy al centro me acompaña; si me acerco a un cuadro, siento su aliento en el cogote; es horrible, me he topado con una pareja de guardias civiles - no tengo nada contra ellos; he vivido en sus cuarteles -, pero es que son tal como dos perros de presa, a la espera de que cometas el menor fallo, para morderte la pierna y decirte: ¡la has cagao!.
Así que, lo siento. No me aprovecha el atardecer. Salgo. Una noche magnífica, de la que cuelgan miles de estrellas. Respiro hondo. ¡ Qué hermosa es la vida!.
Ha sido una experiencia mala, como cuando te comentan algo que has escrito, pero que no es el espíritu de tu escrito y se empeñan, en que es como ellos dicen y no como tu has pensado. Primero se te queda la cara de idiota y luego.... eso es lo peor, luego, no sabes que responder o respondes indebidamente y quedas como el gusano traidor.
Alguien debería decir a esa gente, que los cacos no van a las exposiciones, ahí no tienen nada que rascar y los llamados de guante blanco, ante la exposición de la Caixa de Galicia, pasarían de largo.
Lo único que mereció la pena, estar un rato entre los compañeras, que al menos, reímos como debe reir el presidente francés cuando la tía esa le hace cosquillas. ¡Qué suerte, dios, qué suerte !.

BOFETADAS