- Buenos días, Juan - saludo desde la entrada de la cafetería. Al fondo él, también saluda sonriendo porque me aprecia; se estira sobre la barra y con la mano cerrada, me da un golpecito en el hombro. Mientras acerco uno de los periódicos, se esmera en hacer un café largo, como siempre me hace, para el que ha llenado dos veces la "cazoleta" de la cafetera. Al rato, le pregunto que le debo -por si lo ha subido - y me contesta que igual que siempre, 80 cts. de pesetas. Para redondear, para no llevar calderilla en el bolsillo, le dejo las vueltas. Me lo agradece con otra sonrisa, dice ¡bote! y viene hacia mi para hablar de la vida. Lo tengo enfrente, acodado en el mostrador, es su postura, y las manos aguantándole el maxilar inferior, atento como si fuera un buho. Nos despedimos tocándonos en los hombros a modo de adios y allí le dejo pensando en las tonterías que hemos hablado.
Hace unos días, entré obligado en otra cafetería. El ¿dueño? al fondo y entre sus dientes un palillo mordido, pegunta desganado- ¿qué va a a ser?-. Pido un café, me lo sirve; es agua con un poco de color y sabe terriblemente mal. Lo dejo, él lo recoge pues ha estado atento a mis movimientos como un inquisidor y dice que le debo 80 cts. de €uro. Le dejo la moneda y con prisas, salgo a respirar.
Fijaros, a mi amigo Juan le he dejado 20 cts. de pesetas como propina, una miseria y ha sido amable, muy amable, me ha puesto el café con todo cariño e incluso me invitaba a tomar un postre que había hechos su esposa.
En la otra cafetería un badulaque, un individuo obtuso, al encarado al que doy 130 pts. por un café asqueroso que no tomo y, para más, le dejo unas 30 pesetas de propina.
Ironía de la vida. Eso ha ocurrido en el espacio de unos años. El euro nos la ha jugado. Con razón decía el otro que España era un buen país para hacerse rico...
Ayer, encontrándome en una cafetería, una viejecita que pide un café con leche, se lo sirven y el hombre le pregunta si quiere algo más, churros... croissant.... donuts.... La mujer lo mira y con la dulzura que sólo se encuentra en estas personas, lo rechaza alegando que la pensión que tiene, no se lo permite. De buena gana la invitaría, pero es que los viejos somos tan raros que a lo mejor me sale por peteneras. Por una vez, voy a estar calladito.
Ya lo he dicho, el único agradecimiento que le tengo al €uro, es la apertura de las fronteras, forma fantástica de hermanar a las gentes y evitar que anden todo el año a bofetadas, para que sus jefes queden contentos. La moneda ha elevado a la gloria a muchísimas personas pero a muchas más, ha hundido. Ya hablaremos de las hipotecas, por las cuales, bancos y cajas se van a poner las botas, si es que no han comenzado ya, a cuenta de personas que no pueden abonarlas.
Hace algunos años, una mujer que andaba pidiendo limosna por la calle y casas, al morir, encontraron que su jergón, estaba hecho con papel moneda, con billetes; unos de curso legal y otros, caducos, de la república. Pasar una vida miserable para morir rica....
Tengo suerte de que el dinero no me llama. Si el día primero de mes, compro algo que me enamora y el resto del mes, no tengo un céntimo, me importa un bledo, porque ya digo que el dinero, no lo voy a echar de menos. Puedo pasar sin él.
El dinero me quema en el bolsillo,ya me lo decían, y es por ello, que enseguida le pongo alas.
Como a los ángeles.
Como a los vientos.
Como los olvidados.