martes, 15 de enero de 2008

MI AMIGO, ADIOS.







La mejor medicina contra la tristeza, es el caminar. Crucé las Pías, Barallobre, Maniños, Limodre y me puse en Cabañas en un santiamén. La vuelta por la carretera, por Laraxe y Fene. En un principio, la lluvia me agobió durante un buen rato, pero luego unas asustadas rayolas aparecieron y al final, todo el sol en traje de domingo. Camino y voy feliz escuchando música, clásica a poder ser porque nunca te aburre aunque se repita, y voy feliz saludando a la gente mayor que asida a un bastón, por lo regular barnizado, camina por la peligrosa orilla de la carretera. El sol les anima y les da vida. Es gente con la que puedes hablar todo el tiempo que quieras, porque nadie habla con ellos, porque están sólos, porque son agradecidos. El paso de los años te va haciendo más sensato, pienso que a todos no, hay gente que es insensata hasta el mismo día en que la "espicha". No doy nombres. Si estais pensando en mi...., no digo nada. No quiero dar nombres.

Hoy es un día triste para mi porque hace unos años falleció mi mejor amigo, el hermano más querido que he tenido, fiel como los perros fieles y siempre con la sonrisa a flor de piel. Mientras el paso de la vida nos lo permitió, estuvimos juntos y juntos íbamos a todos los sitios. Correrías, hubo muchas, pero no sería bueno traerlo a este blog. Lo pasado allá queda, la amistad, perdura porque lo recuerdo continuamente. Jamás tuvimos enemigos y quizás si envidia, de aquellos dos jóvenes que reían porque eran felices. Murió muy jóven, al regreso de una navegación en "Elcano". Nos encontramos en Cádiz y le vi con mala cara, no quise decirle nada, unicamente que si algo necesitaba, fuese lo que fuese, allí estaba yo. Fuimos hasta el chalet en que vivía y del que se aprovechaba toda la dotación, hablamos mucho, recordamos más y el tiempo que nada tiene en cuenta, apuró más rápido que nunca las horas.

Más tarde, un compañero y vecino me dió la noticia que yo no esperaba. Lo lloré y lo sigo llorando. Tal día como hoy del año que no importa, se marchó para siempre, sin perder la sonrisa. Estoy seguro de que mi amigo, mientras se iba, me recordaba.

El mundo que nos toca vivir, es un circo, con fieras, payasos y saltimbanquis, los únicos que no caben en éste bombo, son los viejos que a pasos cortos, pasean por las aceras o pegados a las orillas de las traidoras carreteras, los días en que el sol calienta. Cubren la cabeza con una boina negra, gastada, descolorida por el paso de los años, caminan en silencio, la mirada fija en la punta de sus zapatillas. ¡ Qué mala es la tristeza !. Ahora lo hace - antes no -, que juega conmigo cuando de vez en cuando me llega, me baila un fandango para liarla más, esperando que yo le toque las palmas, pro no puedo, tengo las manos y los dedos agarrotados.

Qué triste debe ser, el estar permanentemente atado a la cama de un hospital, esperando esa visita que no llega. En nuestros días, en la era de las comunicaciones, hay gente que no vive, esperando un simple e-mail o que suene el teléfono para olvidarse por momentos de la tristeza.

¡ Qué puñetera eres, tristeza !. ¡ Qué mala la soledad !.

BOFETADAS