Al abuelo viejo, lo levantan muy temprano. Hay que airear el cuchitril que por dormitorio tiene y, además, sus hijos se tienen que ir a trabajar.
Antes de que el sol aparezca en el horizonte, sale de la casa llevando una pequeña silla, a sentarse en un rincón junto al garaje. Toda la mañana, permanece con sus ojos vidriosos mirando al infinito porque las cataratas, no le permiten apreciar lo cercano.
Regresan los niños del colegio. Tres niños maleducados que trepan por las piernas y espalda del viejo hasta hacerlo caer y así permanece hasta que una buena alma, lo sienta de nuevo.
Ya al atardecer, a una pregunta sencilla que hace, recibe por respuesta de la nuera : "eres un coñazo de tío y..... duerme y déjame trabajar".
Aún no son las diez de la noche. El viejo se levanta en silencio y arrastrando los pies, se dirige a su miserable habitación para cumplir lo ordenado. Por su mejilla, corre una lágrima.
Vida, ¿para qué la vida?.