Es en pleno siglo XXI ,que me admira el trabajo que realiza en silencio el alfarero.
De un pedazo de barro que moldea, cuánta belleza sale de sus manos, mientras el torno, gira y gira impulsado por los pies nerviosos del artesano, un artista.
Más tarde, la pieza hecha, irá al calor del horno, que será quien le insufle la vida muy lentamente para que así, se vaya endureciendo.
Bendita alquimia y trabajo de estas personas sencillas, de estas personas buenas y amables. También es mi amigo. Hace mucho tiempo que visité su taller en Buño. Hace unos años en que cada verano,nos encontramos en Esmelle.