El pescador ha salido muy temprano de casa. La familia, mujer y cuatro hijos de corta edad, quedan durmiendo.
El pescador, se dirige a la bocana de la ría y allí lanza sus aparejos a la espera de que el día "se dé bien". Mientras no recoge el lance, aprovecha el tiempo para arranchar un poco el barco que con tanto sacrificio está pagando mes a mes.
El vigilante del mar, el gavilán que nunca duerme, ha estado al acecho. Le ha visto salir del puerto y con las luces apagadas ha sopesado el botín. La sigue a poco motor, no la pierde de vista, los aparatos del puente silenciados y al final, emprende el vuelo veloz cayendo sobre la presa, quieta y asustada.
!Ah, marinero¡. Pobre si no llevas la documentación en regla, los pertrechos completos. Que no falte la aguja de marear, cubos de arena, chalecos, luces de repuestos,etc. y eso que sólo vas entre Castillos. Pobre marinero si estás pescando o mariscando algo para lo que no estás despachado.....
En casa, su familia duerme. En el banco, se está introduciendo en un sobre, el recibo de la deuda para enviárselo.