La marea ha bajado. Las gentes, llevando en sus manos bolsas o cestas de mimbre y una pequeña rasqueta, se dirigen al borde del mar, para extraer todo lo que les ofrece.
Si caminais por la zona intermareal, vais a poder observar gran cantidad de vida. Pequeños cangrejos, insignificantes, que corren a refugiarse. En las charcas que se forman, diminutos pececillos junto con tmbién diminutos camarones que esperan la subida de la marea. Navajas, almejas, berberechos, plantas de todo tipo, lapas, caracolillos.... Es mucha la vida.
Al bajar la marea en la costa, no hace mucho tiempo, eran muchos los labradores que dejaban sus aperos y se acercaban a las rocas a extraer, con unos ganchos, pulpos de enormes dimensiones y otros, recogían, como quien vendimia, quilos y quilos de percebes, de los cuales muchos servirían de abono a sus tierras.
Los percebes ,que aborrecí de niño y sigo aborreciendo, en su tiempo, junto con unas patatas cocidas y otros tipos de marisco, fueron el alimento del pobre.
Los erizos, hasta hace unos años, campaban a su aire. Hoy son, comida de dioses en París.