Un bote, parece una construcción simple, pero no deja de tener en pequeño, la misma construcción de un barco: roda, caperol, codaste,espejo, cuadernas, tinteros, verdugüillo, pié de amigo, bancales, toletes, chumaceras... y muchas más piezas que una vez unidas, calafateadas y unas manos de pintura, si la cosa va bien, a navegar.
Recuerdo que siendo jóven, un vecino en Canido, construyó con la ayuda de otro que no nombro, una chalana -bote hecho con cuatro tablas y poco más-. Lo hizo en una habitación de su casa y al finalizar, no podía salir ni por la puerta ni por la ventana. Aquella chalana que conociamos por la de Cuqui, nos hizo pasar en la Arnela, al lado de la Maderera, horas felices, maravillosas, inolvidables formando parte de nuestros juegos un tanto alocados. Eran tiempos de bañador y frontón en la pared del túnel.
No se al final, que fué de aquella chalana. Nuestras ilusiones, a cualquier hora libre, nos hacía pensar en ella y correr, por los caminos, hacia La Malata, nuestro edén de verano y de invierno.
Hoy en el blog, hay unas flores. Van con mi corazón para Canido, en donde despertaron mis sentidos.