miércoles, 28 de enero de 2009
AHORA LA RESACA
En mi barrio, a consecuencia de la juerga de unos dioses -hoy de resaca -, han caído algunos árboles y el fortísimo viento, ha roto ramas desnudas que imploraban calma señalando al cielo. No es que los árboles estuviesen enfermos, todo lo contrario, pero Eolo sopló con ganas, como una gracia a su gran borrachera, tanto que dejó acostado un pino de gran porte,fuerte por la edad de su tronco muy hermoso, un pino maduro, presumido, que nunca pensé que pudiese ocurrir. Pero allí lo vi en el suelo, abatido, ya muerto, dejando un hueco en el paisaje.
En el barrio en que vivo, hay infinidad de árboles. Algunos no lo ves en todo el año porque no te fijas, pero hay otros, que sirven de referencias para los que caminan a lo largo de todo el día "- te vi por los eucaliptos; por los pinos altos; por los carballos; las moreras; los laureles...,etc" , que los sientes como propios. Falta un gran pino, el que hizo frente al viento para salvar a sus hermanos que en pie continúan siendo la morada de alguna que otra ardilla.
Todos los que veo acostados, han muerto de un aire tal como antes morían las personas -"¿E de que morreu, Emilia?- , - morreu dun aire miña filla, foiche un mal aire-".
Hace unos años, los niños en tiempo de los gusanos de seda, acudían a diario a un árbol de morera, situado en un parquecito con mirador a la ría. Le quitaban un par de hojas y se iban. Tal "delito" no debió de gustar a un justiciero jardinero o lo que fuese quien, para evitar que los niños siguiese arrancándole hojas, no se le ocurrió mejor cosa que talarlo de raíz. Durante unos dos día o poco más, enfados y protestas de las gentes sensatas. Al poco, los niños y mayores vieron que en el mismo lugar, una persona buena e inteligente había dicho se plantase otra morera. Fue muy hermoso ver de nuevo a los niños, sujetando sus cajas de zapatos contra sus pequeños pechos, dirigirse de nuevo al árbol, sustento de sus gusanos de seda.
En una cadena de televisión, mostraron imágenes de las Landas francesas. Cientos y cientos de árboles cortados todos en su mitad, a la misma altura, como si el Manostijeras de la película, se hiciera gigante de repente y la tomara con ellos. No quiero pensar ahora en los manostijeras que en la selva amazónica, terminan con la vida de todo un planeta talando enormes dadores de oxígeno, de vida y cauces de ríos contaminados por el mercurio de los buscadores anónimos de oro.
- E que foche moito-, dice una mujer mientras ambos miramos al gran pino, al ganador de mil batallas, ahora derrotado. Es una sensación de impotencia, como impotencia fue permanecer dentro de casa esperando que el borracho dejase de soplar, para ver las consecuencias, dolorosas consecuencias para mucha gente, sin haber podido evitarlo, sin poder pelear por lo suyo.
Ayer mostraron imágenes de los ríos desbordados en Bilbao. Alguien decía que hace más de veinte años sucedió lo mismo. Lo sé, lo sé y no se me olvida, ya que un buen amigo mío y de todos, el oficial de Marina Vicente Comesaña, que lo dejó todo y se mezcló con el pueblo prestándoles ayuda, al poco, un maldito h.p. terminó de forma cobarde con su vida. Tenía que decirlo, las verdades no tienen por que doler.
En otros lugares, los pescadores miran al mar desde las ventanas, con sus caras pegadas al frío cristal; echan cuentas de lo que les supone el no poder salir a la mar. Las embarcaciones son muy caras como lo es su armamento; el banco les apremia, porque al parecer -les han dicho-, no tiene dinero. Mientras las olas rompan en los bajos de la entrada de la boca de la Ría, no hay nada que hacer, no merece la pena tener a la familia en el puerto todo el día, mirando a cualquier punto de la linea del horizonte soñando con infinidad de barcos virtuales que parece, asoman allá a lo lejos. No es un trabajo agradable ya que para que te guste, tu madre ha tenido que parirte a bordo del pequeño barco y no dejarte jamás, saltar a tierra. Hoy las mujeres han dejado el surco en el campo y las vacas, ya no siegan la hierba y se han venido al muelle porque quieren pescar y mariscar. Trabajos que no son para débiles.
Ha sido una gran borrachera la de los dioses, ha sido una juerga imponente, ojalá la resaca les haga pensar y tarden en reunirse. Baco es quien los lía. Siempre tiene que haber uno que dé el primer paso para que la comitiva le siga.
En medio de la niebla que lo inunda todo o cuanto entre los árboles o nubes se muestra una rayola de sol, es tan hermosa nuestra tierra, que el resto queda en el olvido.
No para todos. Lo de los renglones torcidos....., hacen cola en los bancos, a la espera de una ayuda.