viernes, 30 de enero de 2009
ME ENCONTRÉ CON UN VIEJO AMIGO.
Delante de mi, en la misma dirección, camina un hombre que hace unos cincuenta años no veía, pero que es inconfundible. En vez de adelantarle, le voy haciendo pchiiiiis; pchiiiiis de vez en cuando. No mira hacia su espalda porque sabe que vamos únicamente los dos en medio de esos campos, pensará de mi un montón de cosas, incluso que soy de la otra acera, una reinona más de la noche que también sale a enamorar durante el día. Como no me gustaría verme de vampiresa en esas circunstancias, lo llamo, se gira y me mira, ¿quién eres? pregunta subiendo los hombros. Le digo que dios, y ahora si que ya me toma por loco. Me presento, nos abrazamos una y otra vez. Me alegra verle feliz como en algunas ocasiones de los viejos tiempos, tiempos que quedan siempre en el centro de la cabeza, momentos muy dolorosos que no se van y mira que lo intento y, en esas circunstancias de dolor y odio nos conocimos.
Hablamos de una y mil cosas, del día en que el profesor de francés no pudo dar la clase, clase que dio nuestro "amado" director que en todo se metía y conocía. En un momento dado, un compañero lo corrigió diciéndole que el titular de la asignatura, esa frase la traduce de otra forma, a lo que el "sabio" suplente contestó: - don Francisco conoce el francés de provincias, yo el francés de Paris -.Juan, actualmente en Santiago, lo sabe bien.
Recordamos la llegada a mitad de curso, de un muchacho. La de historia le pregunta: ¿es usted gallego?; -no, señorita, soy de Orense. El bueno de Cofán que aún no estaba pulido del todo. Tenía una hermana decía, artista de cine. Un día nos llevó a tres o cuatro a su casa para conocerla que estaba de vacaciones. Al llegar sobre las cinco o seis de la tarde, dormía; la despertó, apareció de bata larga como una mujer fatal -guapa era un rato largo-, nos firmó un autógrafo rápidamente, para volverse a continuación a la cama. El mío, lo escribió en la portada del libro de literatura, era como un tesoro que miraba continuamente. -Hoy no toca literatura, ¿qué haces con el libro?... me decían. Que yo sepa y el cine ya me gustaba demasiado para mi edad, únicamente trabajó en una película que no recuerdo el título; era de españoles guerreando allá por Rusia,algo de la División Azul. La única mujer que apareció unos instantes en la cinta fué ella, suficiente para poder escribir en el DNI, profesión artista de cine.
Mientras caminamos los recuerdos van apareciendo, recuerdos de lo único que nos unía en la desgracia y en las risas que también las hubo. Isidro, el hijo del entonces propietario de la droguería Ibérica era mayor que todos nosotros, no muy buen estudiante y un gran vividor. Alguien le regaló un mono tití muy, pero que muy pequeño. En aquellos momentos dábamos clase de religión con un cura muy anciano, al menos eso me parecía. Isidro abre un poco desde el exterior la puerta de corredera de la clase, empuja al mono que entra en el aula y a continuación tira de él, ya que lo lleva atado con una cuerda. Vuelve a meterlo en la clase y a recogerlo; el mono con sus monadas, toda la clase ríe y ríe cada vez con más fuerza porque aquello dura demasiado. El mono entra y desaparece, entra y desaparece. La risas ya incontroladas. El cura que mira hacia la puerta, abre los brazos, nervioso coge su capa, el sombrero, abandona el aula, camina por un largo pasillo, llega hasta el jefe de estudios y le dice alborotado: ¡Ay!, don Manuel, ¡¡¡ marcho !!!, ¡ votáronme un jorila na miña clase! y si, salió disparado como alma en pena, como disparado me llevó de una oreja, sin apenas tocar el suelo un profesor que entró en los aseos . Yo que estaba fumando, guardé la casi colilla en el bolsillo amparándolo con la mano. Él me hablaba, no recuerdo qué, yo le contestaba con un :- Mmmmmm-.Como no escuchaba contestación alguna se giró, volvió a preguntarme y al contestar, toda una bocanada de humo salió de mi boca y de mi alma mientras el cigarro me producía un horrible dolor por quemadura en la pierna y un buen agujero al exterior del pantalón corto, de mis once años.
El llevar a alguien al jefe de estudios, suponía un buen castigo, permanecer de rodillas en un suelo arenoso, estudiando? y las que más, una buena paliza. Suponía también quedarse en aquel maldito lugar mientras el resto se iba a la calle. A mi me ponía al lado de su mesa pues conocía bien mis huidas sin él enterarse. Al menor despiste, mi pequeño cuerpo gateaba bajo las gabardinas y al poco, la luz, la vida, la vida, la vida....
No me importaba que al siguiente día me molieran a palos, ser libre no tenía precio y qué más daba otra paliza sobre las muchas que llevaba mi cuerpo, y eso que era uno de los colegios más caros de la ciudad.
Mi compañero se pone triste por él también sufrió lo suyo, como todos. Locura de un hombre que los mayores no apreciaban, que nos dejaba sin comer, que nos ponía clase los domingos para así salir de casa sin llamar la atención, por motivos que me callo. A muchos débiles, les hizo un gran daño. A mi... que le den.
Continuamos el camino mientras le recuerdo el gol que le metí en el campo del Pilar. -Si que fue bueno -responde- pero influyó la chirripa-. ¿Y ahora me lo dices?.
Reimos, porque la risa es buena.
Me da que si los animales que pueblan el mundo, supieran reirse, nos iban hacer la puñeta. Vale más no pensar en ello.
miércoles, 28 de enero de 2009
AHORA LA RESACA
En mi barrio, a consecuencia de la juerga de unos dioses -hoy de resaca -, han caído algunos árboles y el fortísimo viento, ha roto ramas desnudas que imploraban calma señalando al cielo. No es que los árboles estuviesen enfermos, todo lo contrario, pero Eolo sopló con ganas, como una gracia a su gran borrachera, tanto que dejó acostado un pino de gran porte,fuerte por la edad de su tronco muy hermoso, un pino maduro, presumido, que nunca pensé que pudiese ocurrir. Pero allí lo vi en el suelo, abatido, ya muerto, dejando un hueco en el paisaje.
En el barrio en que vivo, hay infinidad de árboles. Algunos no lo ves en todo el año porque no te fijas, pero hay otros, que sirven de referencias para los que caminan a lo largo de todo el día "- te vi por los eucaliptos; por los pinos altos; por los carballos; las moreras; los laureles...,etc" , que los sientes como propios. Falta un gran pino, el que hizo frente al viento para salvar a sus hermanos que en pie continúan siendo la morada de alguna que otra ardilla.
Todos los que veo acostados, han muerto de un aire tal como antes morían las personas -"¿E de que morreu, Emilia?- , - morreu dun aire miña filla, foiche un mal aire-".
Hace unos años, los niños en tiempo de los gusanos de seda, acudían a diario a un árbol de morera, situado en un parquecito con mirador a la ría. Le quitaban un par de hojas y se iban. Tal "delito" no debió de gustar a un justiciero jardinero o lo que fuese quien, para evitar que los niños siguiese arrancándole hojas, no se le ocurrió mejor cosa que talarlo de raíz. Durante unos dos día o poco más, enfados y protestas de las gentes sensatas. Al poco, los niños y mayores vieron que en el mismo lugar, una persona buena e inteligente había dicho se plantase otra morera. Fue muy hermoso ver de nuevo a los niños, sujetando sus cajas de zapatos contra sus pequeños pechos, dirigirse de nuevo al árbol, sustento de sus gusanos de seda.
En una cadena de televisión, mostraron imágenes de las Landas francesas. Cientos y cientos de árboles cortados todos en su mitad, a la misma altura, como si el Manostijeras de la película, se hiciera gigante de repente y la tomara con ellos. No quiero pensar ahora en los manostijeras que en la selva amazónica, terminan con la vida de todo un planeta talando enormes dadores de oxígeno, de vida y cauces de ríos contaminados por el mercurio de los buscadores anónimos de oro.
- E que foche moito-, dice una mujer mientras ambos miramos al gran pino, al ganador de mil batallas, ahora derrotado. Es una sensación de impotencia, como impotencia fue permanecer dentro de casa esperando que el borracho dejase de soplar, para ver las consecuencias, dolorosas consecuencias para mucha gente, sin haber podido evitarlo, sin poder pelear por lo suyo.
Ayer mostraron imágenes de los ríos desbordados en Bilbao. Alguien decía que hace más de veinte años sucedió lo mismo. Lo sé, lo sé y no se me olvida, ya que un buen amigo mío y de todos, el oficial de Marina Vicente Comesaña, que lo dejó todo y se mezcló con el pueblo prestándoles ayuda, al poco, un maldito h.p. terminó de forma cobarde con su vida. Tenía que decirlo, las verdades no tienen por que doler.
En otros lugares, los pescadores miran al mar desde las ventanas, con sus caras pegadas al frío cristal; echan cuentas de lo que les supone el no poder salir a la mar. Las embarcaciones son muy caras como lo es su armamento; el banco les apremia, porque al parecer -les han dicho-, no tiene dinero. Mientras las olas rompan en los bajos de la entrada de la boca de la Ría, no hay nada que hacer, no merece la pena tener a la familia en el puerto todo el día, mirando a cualquier punto de la linea del horizonte soñando con infinidad de barcos virtuales que parece, asoman allá a lo lejos. No es un trabajo agradable ya que para que te guste, tu madre ha tenido que parirte a bordo del pequeño barco y no dejarte jamás, saltar a tierra. Hoy las mujeres han dejado el surco en el campo y las vacas, ya no siegan la hierba y se han venido al muelle porque quieren pescar y mariscar. Trabajos que no son para débiles.
Ha sido una gran borrachera la de los dioses, ha sido una juerga imponente, ojalá la resaca les haga pensar y tarden en reunirse. Baco es quien los lía. Siempre tiene que haber uno que dé el primer paso para que la comitiva le siga.
En medio de la niebla que lo inunda todo o cuanto entre los árboles o nubes se muestra una rayola de sol, es tan hermosa nuestra tierra, que el resto queda en el olvido.
No para todos. Lo de los renglones torcidos....., hacen cola en los bancos, a la espera de una ayuda.
sábado, 24 de enero de 2009
BACANALES SOBRE GALICIA
Ayer, me da que los Titanes comandados por Atlas, intentaron acorralar a los dioses del Olympo y es que Baco, al lado de las Arpías, en su rincón preferido, les hizo libar tanto y tanto vino, los hizo sentir tan poderosos en medio de aquella gran borrachera, que armaron sin saberlo, una gran noche toledana con resultados nada beneficiosos para nuestra provincia y las del norte que, durante todo el día,estuvieron pendiente de las noticias en radio y televisión, notando como se acercaba la destrucción promovida por la ira de unos dioses que al menos a mi, no me van ni me vienen, pero si sé, que son muy suyos y como les mojen la oreja, la arman para sufrimiento de los mortales.
Y vaya si se armó. Desde un tiempo nos regimos por las alarmas amarilla, naranja y roja, tal como los bañistas tienen sus banderas. La diferencia es que si para un nadador la cosa está fea, se retira, toma el sol, lee una novela bajo una sombrilla y todo paz, todo gloria. Por lo contrario las otras alarmas, vienen y se aguantan. No hace mucho tiempo, el paisaniño de pantalón de pana, chaqueta descolorida, gorra calada hasta las cejas, paraguas colgado a la espalda que caminaba tirando de un par de vacas marelas, con mirar al cielo, el movimiento de las hojas de algunos árboles, la forma de discurrir el río, sin aparato de precisión alguno, conocía lo que se avecinaba y como las casas eran bajas, no sucedía nada,todo era paz. En este palomar en que vivo disimulo pero, la procesión, larga procesión tenebrosa que va por dentro, mete miedo.
Es que ayer Baco, se puso un tanto pesado con su gran borrachera y, si en un principio la llevó con alegría pensando en su gran amiga Europa y mismo las Medusas, muy puñeteras ellas pero amorosas, le harían pasar una tarde grandiosa. Al no llegarle pareja alguna comenzó a jurar contra los dioses mayores, en la creencia de que ellos las habían raptado. Debido a ello, el follón que se formó fue tan grande,que de rebote nos vino a nosotros que parece ser no estamos tan lejos de ellos, que tenemos por costumbre no meternos con nadie, porque los gallegos somos tanquilos mientras no nos quiten la vaca o la pensión. Se formaron dos grupos, como en los partidos de futbol,alguien me dijo, que fue infernal porque uno de tantos, -no se sabe quien- a traición, le quitó la corona a Júpiter cuando rodaba sobre una nube.. Y si que lo debió de ser, por el vaivén del edificio en que vivo, en todo lo alto y que viene a ser una vela al viento. Por momentos íbamos de una lado a otros mientras mirábamos el adelante atrás de la pesada lámpara, viniéndome a la memoria algún vagón de tercera, en el tren correo a Madrid, cuando las traviesas de las vías eran aún de madera.
No tuve temor, son unos treinta años en mayor o menor medida -depende de los dioses- viviendo esta situación varias veces en el invierno, pero en verdad, no es nada agradable porque no conozco al constructor de la casa, porque ignoro cuánta arena y cuánto cemento llevaba la mezcla y porque cuando el Hortensia, vivía también en Vigo.
Es que caer desde el piso once, no me haría puñetera gracia, no sé cuanto se tarda en llegar al suelo, tendría que aplicar la fórmula de Galileo, pero ahora estamos a lo que estamos, tranquilos que por hoy, ya ha pasado todo; no obstante esta noche, para muchas gentes, debió de quedar marcada por una madrugada de llantos, de pérdida de bienes, de ausencias, de temores. Me apeno de ellas y les daría mis condolencias más, dentro de su dolor, no les servirían para nada, otro tipo de condolencias son las que necesitan. La crisis que dirán los ayuntamientos, y mirarán para los periódicos que hablan de las elecciones, porque las ayudas cuando llegan, ya no son necesarias, ya los pobres, se han encargado de ayudar a los otros pobres.
Ayer Ícaro, no era capaz de sostenerse en el aire, no por el sol que no había,por la borrachera y por el temporal de viento que lo zarandeaba de un lado a otro no permitiéndole abrir las alas. Ni tan siquiera se fijó en las gaviotas, en tierra. Intentaba sostenerse en medio de los truenos y relámpagos que le enviaba el gran Júpiter, loco por tanto aguardiente.
Ayer los dioses se equivocaron. Las bacanales no siempre suelen salir bien, hicieron daño durante algunas horas,horas que parecen eternas a los mortales que no lo merecían, desbordastéis los ríos, sus viviendas cercanas, para desgracia de sus moradores y habéis tirado tejados, árboles bellos, peor que una batalla campal en algunos bailes patronales años ha. En medio de todo el miedo, el temor, el susto de salir por los aires fue casi continuo y lo que en verdad me duele, es que vuestras malditas fiestas, siempre la iniciáis sobre nuestra Galicia. Heres me contó que es el mejor lugar porque huele a salvia, a eucalipto, a pino mareal, a millo y pan recién hecho y a mujeres bellas; para continuar la resaca haciendo daños por el norte de la raya con el Cantábrico.
Desde mi ventana, no quise cerrar las persianas, sentía como avalanchas de guerreros llegaban en medio de los golpes de viento, de las rachas de lluvia a gran velocidad entre la risa atronadora de Eolo. Cómo se doblaban y gemían los árboles pidiendo perdón a unos oídos sordos en medio de una juerga de locos.
Anoche, echado en la cama, me venía a la memoria temporales, que en medio me acogieron. Al desembarcar pensé que se habían terminado; hoy me doy cuenta de que sus espíritus, quieren que no los olvide.
Y hoy, como siempre me sucede, la calma.
viernes, 23 de enero de 2009
PIDO LIBERTAD PARA HACER Y PENSAR.
Ignoro o quiero ignorar el por qué la foto de la mujer Soraya Saenz sigue dando que hablar. Se la hicieron vestida como si se la hacen desnuda y de ese modo la sacaron a la luz, para alegría de unos y críticas de los otros que la bajaron a los infiernos y continúan pisándole la cabeza para que se hunda más.
No comulgo con ella en lo que se refiere a sus ideas políticas, pero me saca de quicio tanto papanatismo hacia una mujer que tiene todo el derecho del mundo a mostrar su cuerpo como le venga en gana. Como hacemos los demás o es que acaso los catedráticos no se pueden poner en bañador en verano.
Muestro con ella unas fotos de Bodyart fantásticas, que no alteran la sangre a nadie, a menos que su cabeza esté enferma.
Soraya, un día cualquiera, vistió un traje de noche, adoptó la postura que el fotógrafo le señalaba, la cámara la miró con muy buen ojo, la quiso, le hizo una foto muy hermosa; no digo una mujer muy hermosa que lo es, digo una gran foto que firmaría cualquiera, ¿ o no?.
Me duele que sean mujeres las que más alzan la voz. Los hombres puede que lo hagan porque conocemos nuestros pecados, pero que la critique una mujer o muchas mujeres con la bandera del feminismo en alto..., tanto exigir derechos y cuando los están consiguiendo, se burlan de una mujer que al fin y al cabo, está completamente vestida. ¿Qué hay un cierto morbo en la diapositiva?; si, para los enfermos y enfermas.
No se critican imágenes que las cadenas de televisión emiten en horario infantil, ni sus comentarios y palabras mal sonantes aunque al momento pidan perdón, y es que los niños ya van de vuelta, el que más y el que menos duerme con un Penthouse debajo de la almohada; lo sé porque fui niño. La foto de la tal Soraya, ni al más recalcitrante anacoreta, le llamaría la atención; pero claro, es cosa de la política que dicen algunos, es que esa chica es muy inteligente, los más.
Por lo regular un fotógrafo, al lado de la modelo, suele colocar un jarrón con flores, un pavo real, la foto de un matador de toros, por ejemplo; para, si tan malo es el/la modelo, al menos se fijen en los otros objetos, la foto gane algo y los que miran -por no llamar mirones- no queden de vacío. Pero aquí, en la foto, no son necesarios; una mesa antigua para televisor en blanco y negro, unas cortinas lisas y para de contar; ese y no otro es el valor de la imagen, que te obliga a mirar la modelo, modelo que está de lujo, es decir, que si lugar lo ocupara otra mujer con la misma pose, tendría la misma validez a no ser, claro está, la Carla Bruni musa de mis sentidos. Pero eso es otro cantar.
No recuerdo si fueron criticadas las imágenes de unas ministras en el Vogue, seguramente que si, no lo sé ni me importa, hacen bien, pero que muy bien aparecer donde les venga en gana y como quieran, vestidas, desnudas, mitad y mitad, son libertades que hemos ganado, que hay que conservar y la mujer que aún siguen criticando a día de hoy, tiene el mismo derecho.
Hace muchos años, cuando veía en las revistas de Arte fotográfico, aquellas fotos de Escusa, Fontcuberta, Armengol, Rivas en las que en una gran habitación, una muchacha desnuda a contraluz miraba hacia fuera por la única ventana o la serie en los pianos también a contraluz, todo en blanco y negro, me llevaban la vida y la envidia de que tuvieran esas modelos, esos fantásticos escenarios, mientras que en Ferrol, nos dedicábamos al paisaje o a participar del Neoclasicismo italiano: el castañero, la vendedora de flores, gitanos haciendo cestas y poco más. Por ello, al ver hace unos días la foto de esa mujer, mi mente retrocedió muchos años, y me vi en el oscuro y aburrido laboratorio, sacando a la luz un mísero banquillo con dos palomas enamorándose, pensando si algún día, conseguiría trabajar con una modelo. Pasaron años y al fin, las pude dibujar.
Para terminar, me gustaría que todos y todas, la dejaran en paz. Está vestida, como si estuviera desnuda, déjenla en paz de una santa vez a no ser que sea por envidia, entonces, si es por eso, callo y perdono.
De puntillas me alejo, para no remover y las aguas, vuelvan pronto con las gentes a su cauce.
Hay tanto y tanto que ver a nuestro alrededor....
miércoles, 21 de enero de 2009
OTRO MUNDO ES POSIBLE
En la tele, creo que en todas las cadenas, la conexión del acto de juramento del cuarenta y cuatro presidente de los EEUU, Barack Obama. 20 de enero de 2009.
En esta misma fecha, por nuestra Galicia rural al menos, nieve y un frío do carallo.
En lo que respecta a Obama, en el fondo y hasta creo que en el exterior, estoy algo contento; no mucho porque cuando una persona se coloca como defensora de todo un mundo, me da miedo, sé que las fábricas de armas tienen que continuar trabajando, no es bueno, ¿continuarán las guerras?, ¿mejorará la sanidad?, ¿continuarán tal como ahora sucede en nuestro país, buscando y rebuscando en los contenedores -maldita sea -, un poco de comida?; pero bueno, la mayoría de los norteamericanos están contentos, al menos los que le votaron: Los otros sonríen con una grotesca mueca y los del ku-kus-klan, por unas horas, han tenido que colgar su hábito blanco, antorchas y látigos. Día en que la comunidad negra se asusta ante el ruido que producen los cañonazos que saludan a su Presidente. En el aire, flotando y sintiéndose la presencia, Martin Luther King, Malcom X y tantos y tantos mártires que dejaron su vida buscando la igualdad entre las personas. Dichoso color....
Obama releva a un hombre que se creyó dentro de su jaula dorada, el ombligo del mundo, muy mal bailarín en público y supongo que en privado, mal contador de chistes sobre armas de destrucción que suponía en Irak, lector de cuentos a los niños de un colegio en el preciso momento en que le anuncian la caída de las Torres Gemelas, se ruboriza un poco y continúa con la lectura, con cara de bobalicón. Tantas y tantas que incluso enseñó a un dirigente español el acento chicano, el inglés de noray, el colocar los pies sobre la mesa en la boca un puro y a decir continuamente OK, OK, Ok, guturalmente, como el pato Donald.
Me da que llega aire negro a la casa Blanca. De ser yo negro y en el hipotético y lejano caso ser elegido, la pintaría de negro durante mi mandato: "El señor Presidente - negro -, en estos momentos, se dirige a la Casa Negra..." y a freir puñetas.
Hoy habrá música en todo lo alto; en cada rincón del mundo, la música negra, alegre como unas castañuelas, encandilará a todos, incluso a los caminantes que van a su aire, que todo ello les importa un bledo, pero amigo, al pasar frente a una tabernucha en la que el jazz, el soul o el nuevo hip-hop le obligan a parar, sentarse en un rincón y dejar que las horas pasen con el alma plena de alegría, mientras los pies del caminante sin querer, marcan el compás para terminar danzando en medio de todos ellos.
Me da que este hombre no es guerrero pero seguramente, ha escuchado siendo niño, de su abuela, de su madre y padre, de su familia los sufrimientos de los negros arando los campos con el sudor que le arrancaban los latigazos.
Al anterior las bombas le iban, sus sonido le hacían levitar; tanto como a los valencianos que andan medio cabreados porque se les acabó por decreto, comprar un tipo de bombas, creo que se llaman "borrachas" , que se arrojan unos a otros en un espacio acotado, pero que pueden matar una vaca. Quizás las gallegas resistan algo más. Vuelvo a lo anterior.
La gente americana es muy suya, tienen lo mejor, lo hacen todo bien -si hace tornillos no le mandes hacer una tuerca-, por aire, mar y tierra vigilan el mundo que supongo creen suyo. Espero que algo cambie. En su casa tienen que arreglar muchas goteras, al menos ayudar a las clases más desfavorecidas, que son muchas y no estoy pensando en las escenas del Harlem profundo.
El negro Obama en su Casa Blanca, que se abrigue con gente válida y no cabezas cuadradas, que finalice con los juicios de Guantánamo vergüenza de sus antecesores, que no permita las armas a los niños, a los locos y con palabras, no con misiles ponga paz en el mundo. Es que coño, cabemos todos y sobra sitio.
Estoy pidiéndole mucho, como si fuese el rey negro Baltasar y no depende del rey, depende de otras causas adyacentes, los padres y la población.
Le deseo lo mejor, que no mire hacia atrás a no ser para recoger buenas ideas de anteriores gobernantes, que las tuvieron. La guerra de Secesión queda lejos en esa nación nueva y para mi, buen ejemplo significó, el prestar juramento ante la biblia que usó el gran defensor de la comunidad negra, Lincoln.
Del saliente, ya veis que no lo he nombrado y de su alumno español, muy pero que muy aventajado, tampoco tome ideas.
Obama, yo también lo creo. "Otro mundo es posible"
martes, 20 de enero de 2009
SIGUE SIENDO SUPERIOR A MI
La noche anterior, apenas pude pegar ojo. Noche de fantasmas, de puñales brillantes, muy brillantes y alargados y de entre todos ellos, una aguja acerada, único diente de Drácula que hoy temprano se apropió de mi sangre.
En el hospital no hablo, me cuesta poder sostenerme en pie, el corazón muy acelerado esperando que citen el número cuarenta y dos que es el que yo tengo y aún van en el diecisiete. Pude haber llegado antes, pero mi mente estuvo ocupada entre el voy y el no voy. En el habitáculo de extracciones, un niño al que le deben estar clavando puñales grita, grita mucho a pesar de que alguien se empeña en decirle que "no duele".
Hace años, muchos años, las amigdalas tuvieron la culpa. No duele, de verdad, no duele me decían y fui. Me llevaron a un edificio cerca del mercado de Ferrol acompañando a mi hermano pequeño, que él si lo necesitaba pero yo, maldita sea, iba como de reclamo para que viese que no dolía. En la vida, jamás en la vida he tenido un dolor tan grande. Lo sigo recordando como si fueran ayer. ¡Horrible!. Ese fue mi bautismo y a partir de ahí, todo el miedo del mundo a la visión de una herramienta acerada en un hospital.
Hace bastantes años, al poco de poner el brazo sobre la mesita, nada más ver la aguja, mi cabeza comenzaba a marearse ; caía sin sentido lo que supongo, sería alegría para la monja a fin de terminar su trabajo. Al volver en mi, el contento me embargaba, comenzando a caminar con la cabeza muy alta y la mirada puesta en todos aquellos que arrimados a la pared, esperaban lo mismo.
En cierta ocasión acompañe a mi mujer, ya que tenía que hacerse unos análisis. Por el camino le hablé de agujas gruesas que rompían las venas, que había que clavar muchas veces para acertar, y yo que se; disfruté un buen rato. Sale ella de la clínica, tranquila, sonriente, un hombre de bata blanca la acompaña; mi mujer me señala, el hombre que se acerca y me dice que yo también tengo que hacer ese análisis, yo que le digo que no puedo, que he desayunado muy fuerte -mentira un café y listo- y allí, como ganado que va al sacrificio me desmayo sobre una mesas, tubos que caen al suelo y mi mujer que tiene que repetir, volver a subir la manga del jersey ante mi mirada perdida.
Encontrándome en Cartagena, recibí un telegrama en el que constaba el tipo de extracción de sangre que tenían que hacerme, por algo del Rh y otros que no recuerdo, ni que pretendí recordar ocupando espacio en lo que tengo por cerebro.
Llegue al hospital -lo recuerdo-, muy mal iba, sin vida o sin ganas de vivir. Llegó mi turno entregue el papel; el de la bata blanca estuvo un buen rato fuera, sin verlo, aguantaba a duras penas el poder continuar sentado, regresó con su fiel aguja, que la vi, alargué el brazo. sentí como la aguja penetraba, al poco salía, volvía a penetrar -estarán llenando varios frascos pensaba yo-; salía, entraba y así unas doce veces. Yo en medio del horror intentaba tranquilizarle para que acertara de una santa vez. El hombre de la bata se marcha, al rato viene acompañado por otro mayor que me mira, me pregunta si tengo miedo, ¡pánico!, le contesto y este hombre, dirigiéndose al primero le dice :- Aunque claves la vena, tal como dices, la sangre de tanto miedo se le coagula y no sale- . Sé que desperté sobre una camilla verde, con cara de idiota, viendo como ante mi, un niño de unos siete años, solito, con el brazo extendido, como si nada, dejándose clavar una de esas puñeteras agujas. Lo prometo, sentí vergüenza, mucha vergüenza.
Cuando al fin en la tablilla aparece el cuarenta y dos, entro decidido. El rostro bondadoso de una joven monja me recibe, me siento en la silla, le digo lo de con una aguja finita y abro la mano cuando me lo digas...Ella afirma.
Al poco, sin enterarme nada de nada, dice que ya está, ¡qué ya está! y mi rostro muy pálido, de repente vuelve a la vida, ¡ya está!. Qué maravilla.
Hablamos porque mi cerebro ha vuelto a la vida. No le doy un beso porque va de uniforme y no quiero meter la pata.
Me dice, que un policía, grande como una casa, de los que andan por la calle día y noche también le pide una aguja muy finita, sucede a algunos militares... Me arrimo a su oído y en voz baja le digo que también lo fui, me mira dulcemente y dice - ¡Claro!, no podía ser de otra manera....
Nos hemos despedido, camino hacia casa como si tras de mi fuera una charanga acompañándome en medio de un camino sembrado de flores, flores que hoy aunque sea de un modo virtual, le envío a mi ángel del laboratorio.
A una joven monja, que comprendió lo que para mi supone una inyección.
lunes, 19 de enero de 2009
A UN DESFILE DE MODELOS
De momento, únicamente una parte de los habitantes de Chile están alterados, muy alterados. La otra, los sensatos, callan.
La noticia dimana de un diseñador, uno de sus paisanos que hará o ya lo hizo -no sigo la noticia -un desfile de modelos en las que participan vírgenes. No digo que las mujeres que desfilan lo sean o no lo sean, hasta ahí podíamos llegar, lo que si sus ropas, se asemejan a la de los iconos vírgenes que ocupan en los altares. Con esa indumentaria igual o muy parecida, caminarán por una pasarela del llamado "Vírgenes fashion show" y lo harán, ante hombres que mirarán sus cuerpos sin perder detalle y mujeres que alabarán los atuendos. Lo sé, porque en una ocasión asistí a uno de estos eventos en Camariñas.
Un abogado, contrario al desfile, pretende que no se autorice, ya que tales vírgenes no son nada recatadas y para más inri, muestran unos grandes pechos. Y que puñetero el tío, no se ha fijado en los hermosos ojos o rostros, directamente su vista enfocó las tetas y la escasa ropa de las mujeres que, a mi juicio, pueden vestir como les venga en gana; además como dice el sabio refrán: "Lo que han de comerse los gusanos, que lo vean los humanos". Y no pasa nada.
Diferente sería, que en tal desfile, se hiciera caricatura para molestar las creencias de muchísima gente, que los comportamientos de las bellas vírgenes rayara en lo pornográfico para alegría de muchos más de los que despotrican y monumental desprecio de los piadosos.
Pienso que el diseñador chileno Ricardo Oyazún, no es ningún imbécil y lo que presenta, es una forma barata de hacerse propaganda porque, estoy seguro de que en estos momentos, en todo el planeta se está hablando de él, tal como yo lo hago.
Hay chapuzas que pretenden ser arte y otras, formas solventes de Arte con mayúscula. Defiendo al diseñador, admiro su inteligencia, mientras apelo a la libertad de todo tipo de expresión. No defiendo, por tanto soy contrario a los que entienden el arte con hacer cualquier locura que en esos momentos les viene a la cabeza. El arte es parto, creación, sufrimiento en medio de maldiciones. Arte no es, lo que un innombrable creía, vendiendo su propio excremento, envasado en pequeñas latitas como si fueran sardinas; hacer arte no es lo que un cabrón -tengo que decirlo- hacía, dejando morir a un pobre perro de hambre mientras la gente - puñetera gente - visitaba su "grandiosa" exposición, riendo la gracia de esa mala bestia; hacer arte, no es embadurnar sin ton ni son un lienzo manifestando luego que quiso representar... vaya usted a saber. Hacer arte puede ser un desfile de modelos, en el que un chileno, viste a unas mujeres de tal o cual manera. De ser así, no es arte entonces, pintar o tallar a la Virgen, con la tez blanca y con cabello rubio, muy rubio, ¿era de esa manera?.
Que se acepta la idea del tal Ricardo, bien; que no se acepta, el mundo continúa dando vueltas con cierta inclinación. Lo malo de todo ello, son los exaltados, no importa que la justicia lo haya autorizado, ellos son la verdadera justicia, la que se ampara en bates de beisbol, en los nunchakus, las armas blancas y en lo alto alguna pistola que sobresale y que el padre le ha prestado.
Esos son los intolerantes, los que tienen a la virgen y a la nación como suya propia, de nadie más y por tanto, les toca defenderla. Espero que algún sensato recuerde tiempos pasados y haga que la sangre no llegue a las alcantarillas.
La libertad de expresión, tan hermosa y tan difícil de conseguir por muchos pueblos -otros esperan-, cuidémosla, no retrocedamos para volver a ser ovejas movidas por el cayado del GRAN pastor estado.
Un buen profesor, Leyra Domínguez, contaba en una ocasión con su gracia, -que la tenía-, el encargo que le habían hecho creo que las Mercedarias. Se trataba de que les pintase una virgen. Cuando finalizó el cuadro y se lo fue a presentar, lo rechazaron porque al parecer la virgen, tenía mucho escote. A cambio si le encargaron que les pintase un Cristo crucificado. En medio de su risa profunda decía, "son mujeres y no quieren ver a una mujer como ellas con escote, pero si quieren ver un hombre que por vestido, sólo lleva un taparrabos"..
Si hay algo que me agrada, es poder caminar en libertad, sin que mil ojos en la sombra, vigilen y dirijan mis pasos.
Huelen tan bien los campos..., y la mar.
sábado, 17 de enero de 2009
ECHO DE MENOS AL BAUL.
Desperté sobresaltada, cuando el empleado de la tienda me estaba bajando de lo alto de una estantería, para al poco entregarme a un señor grueso, con un bigote enorme y voz profunda; en ese preciso instante me enteré, que mi cuerpo era de fibra de vidrio aunque no me veo los cristales por parte alguna. Me colocaron un traje de papel alrededor y de ese modo, fui transportada con cariño a un cuarto oscuro de mi nuevo hogar. Es un aburrimiento, echo de menos mi estantería, mi atalaya desde la que veía pasar todo tipo de gentes, gentes dispares; las que permanecían horas y horas probándose todo tipo de zapatos y las otras que entraban, miraban un papelito blanco que les cuelga y volvían a salir resoplando.
No se cuanto tiempo permanecí durmiendo, noté como abrían la puerta de mi celda me llevaban en volandas y con suavidad me depositaban sobre una cama sin hacerme daño. El hombre del bigote, me abrió la boca, mi gran boca, quedando a la vista mi interior de colorines y ahí, poco a poco, me fue introduciendo pantalones, camisas, zapatos, un traje y todo tipo de corbatas, ante el asombro que me producía, tener la boca más grande de lo que pensaba.
No tardó mucho en que tirándo del único brazo que tengo, me arrastraró por la calle, ante el dolor de cabeza que me levantaban los ruedines "ta-ta-ta-ta-tatatá; ta-ta-ta-ta-tatatá",- de locos, sabe usted, de locos-.
Un desplazamiento en auto -conozco el ruido de los motores, al lado de la tienda había un taller- y al cabo de una hora, llegué a un lugar extraño, con un gran cartel a la entrada del enorme edificio. Por un altavoz pude escuchar algo parecido a :-" Viajeros con destino a París, puerta cuatro". Mi amo, se colocó tras otras personas, nadie gritaba tal como en otros lugares lo hacían; un perro, me temí lo peor, solamente me olió y las gentes con la vista fija al frente, miraban unos grandes carteles luminosos. El hombre gordo, de voz profunda y con bigotes, tiraba de mi poco a poco; el suelo era tan pulido que me daban las cosquillas, mucho tuve que aguantar hasta que menos mal, en volandas de nuevo, me colocan sobre un pequeño mostrador, produciéndome aún más dolor de espalda, del que en aquellos momentos tenía. Una muchacha, no muy agraciada, con gran rapidez me colocó una corbata de papel. Me pareció una burla más,pero como el resto de mis compañeras también las llevaban, me vino que íbamos a una fiesta y el papel era la autorización de entrada. ¡Una fiesta!, mira que tenía ganas de divertirme un poco. El traslado, sobre unas cintas a gran velocidad, me produjeron mareo; todo pasaba muy rápidamente; cuando pensabas que habías llegado a la entrada de la discoteca, a lo bruto, con grandes gomas golpeándome, te pasaban para otra cinta y así, de un lado a otro un buen trecho hasta que al final, mi carrera se detuvo al lado de un baúl, no sin antes caerme encima una de mis compañeras. El baúl viejo y descolorido, con muchas pegatinas por sus costados, me saludó con una voz que resultó muy agradable. Yo que soy muy mía, no quiero tratos con extraños, más el destino, al dejarnos tan cerca, el rubor corrió por mi fibra de vidrio de tal modo, que él lo notó y yo también. Vaya si lo noté. Me habló de sus grandes viajes por todo el mundo, dentro de las barrigas metálicas de unos aparatos voladores que al tomar tierra lo zarandeaban de un lado a otro, produciéndole un gran dolor; los grandes y hermosos hoteles de Capri, Funchal, Nueva York, Brasil... Y así continuó hablando hasta que llegado un momento me hizo la pregunta tan esperada, ¿ tu por dónde has viajado?. Yo todavía más ruborizada le respondí que iba a ser mi primer viaje. ¡ Claro! respondió el sabio baúl, ¡eres tan jóven....!.
Poco más tarde, unos hombrecillos vestidos de color naranja, llevan a mi amigo a un cochecito. A mi, me colocan en otro. Ambos nos miramos mientras nos vamos separando. Una ráfaga de viento mueve la corbata del viejo baúl; ella entiende que es un adios o hasta pronto, que le dice. Hasta pronto, hasta cuando nos volvamos a ver, piensa ella en la distancia. Ojalá pudiera al menos, llorar.
Más el destino es cruel, en infinitas ocasiones porque me han llevado a un lugar equivocado, estoy sola, sin mi dueño que seguramente me estará buscando. En un almacén con poca luz, rodeada de compañeras muy habladoras ellas, que tanta espera las hizo muy buenas amigas.
Mis recuerdos van a mi querido baúl, ¿dónde estará ahora?, ¿en que hotel?; espero que le hayan colocado bien la pegatina media suelta que llevaba de Kenya. Ojalá pueda verle pronto.
Llevo días y días dormitando en un lugar raro, separada de las otras que poco a poco van saliendo. He oído decir a un hombre vestido de naranja, que el grupo nuestro, al caérsele la corbata, permaneceremos meses o años esperando algún milagro.
Lo que más siento, lo que más me duele, es que mi mi cara, mi siempre limpia cara, se está llenando de polvo, de un polvo espeso que me produce alergia.
Y aquí sola, tengo tanto y tanto miedo....
Dedicado a todas las maletas perdidas en los aeropuertos.
viernes, 16 de enero de 2009
QUE BUEN NOMBRE, CASIMIRO.
Si el padrino que bautizó al recién con tal nombre, llega a vivir en la capital y no en aquella remota aldea, rayando frontera con Monforte de Lemos, hoy su nombre figuraría en las principales enciclopedias, libros de texto y en los grandes edificios y monumentos de la urbe; porque tal padrino cuyo nombre ya quedó en el olvido, no pudo asignarle un nombre mejor, Casimiro.
Vereis, un día de tantos, el niño Casimiro jugaba en un prado cualquiera, cuando oyó un graznido. De seguida alzó la vista al cielo en el preciso instante en que el maldito córvido soltaba de su estómago un "regalo", que mismo fue a caer sobre el ojo derecho del niño. Dado que la "carga" del grajo es muy ácida y que el niño no la limpió de inmediato, sintió como a poco perdía vista en tal ojo al tiempo que se le iba secando. El médico del pueblo, por más que lo intentó, y lo intentó, no se lo pudo salvar y por culpa de un pajarraco, el niño que ya no puede ir a la mili para hacerse un hombre.
Casimiro aceptó resignado lo que la providencia le enviaba y a partir de entonces, comenzó a estudiar en la pequeña escuela de don Tenorio pero duró poco ya que el bueno del maestro, se dio cuenta que el niño, al leer en un libro, solamente aprendía la zona de las páginas pares, es decir, la zona que le quedaba a la altura del ojo bueno. Cuando la mala suerte llega, sin pedir permiso entra y se ceba.
Eliseo tío del niño, marinero por veces en barcos mercantes, afilador en las más, se apenaba viendo a Casimiro sin hacer nada, en el rincón de la cocina, al lado de las espigas de maiz, dejando que pasasen los días, con la vista fija en las lenguas de fuego que salían de la madera que ardía.
Un día Eliseo, se acerca al niño y con pleno convencimiento le dice: - Tendrás un ojo, ¡ vaya si lo tendrás !.
Y es que el bueno del tío, piensa que algún día irá a Venecia y de allí a Murano que según Adolfo el relojero, tienen el mejor cristal del mundo.
Tienen que pasar once años para que podamos ver a Eliseo en esa ciudad, ante el vendedor de una tienda, diciéndole como quiere el ojo para el niño, hoy ya muchacho. - El color, verde, verde.... y señala el marco de un espejo-. -Veronés, le responde el dependiente, se lleva mucho-. - Y en la zona alta del ojo una escritura que diga "Recuerdo de tu tío Eliseo". El vendedor chistoso pregunta, ¿Quiere que le pongamos la fecha en la parte inferior?. Eliseo no lo aprueba, le parece que está bastante recargado.
Ahora si, que Casimiro va elegante. Todos los vecinos quieren verle el ojo y mientras él separa los párpados con sus dedos anular e índice, las gentes leen muy despacio "Re cu er do de tu tío E li se o". Y así la mayor parte del día, él muy ufano con su traje nuevo y su ojo de cristal de Murano; si señor, nada más y nada menos que de Murano, el cristal de los reyes, tal como le dijeron en la tienda.
Ahora, lo único que le falta es trabajo. Hay una convocatoria de sacristán para la ermita de los Remedios que las buenas gentes del lugar acaban de restaurar. El bueno de Casimiro, conoce la misa en latín, los toques de campana desde el de difuntos al de la patrona, los festejos religiosos, maneja el misal como pocos y sabe como sacar brillo a los santos y al mobiliario; además, es un trabajo tranquilo, no se gana mucho porque ya se sabe, la pobreza del clero. Su familia lo apoya -uno menos -, y su amigo del alma Julito que dice trabaja en una gestoría, le cubre la solicitud lentamente, tan lentamente que a media tarde termina, sólo falta firmarla y llevarla a correos.
Unos meses más tarde, Casimiro y su amigo caminan por el monte a la caza de la perdiz tal como suelen hacer cuando se abre la veda. Nuestro hombre, no va pensando en la caza,piensa en conseguir pronto ese trabajo que le lleva la vida, el trabajo, el trabajo. Un día de estos, no sabe cual, la ermita será bendecida por el señor obispo y a partir de ahí, abierta todos los días a las buenas gentes, entonces, tendrá que tener como es lógico, su sacristán. Claro que si.
Los dos amigos todavía no han conseguido caza alguna, los tiempos son muy malos, hay muchas escopetas a lo mismo. En un momento dado, Casimiro hace una señal de silencio a su amigo. Ha visto el pecho rojizo de una perdiz y tiene que abatirla; avanza muy despacio, se echa la escopeta al hombro, al tiempo que calcula el paralaje ya que, teniendo la escopeta en el hombro derecho, el ojo bueno al otro lado, tiene que calcular mentalmente la diferencia con el punto de mira y no siempre le sale bien. Templa el gatillo que va suave en su primer recorrido; la perdiz no se ha movido, vuelve a tirar del gatillo, dispara, un golpe seco y fuerte lastima su hombro y en ese preciso momento, el solideo rojo del señor obispo que vuela por los aires, mientras de su cabeza van cayendo unos finísimos regueros de sangre.
Ha sido heridas superficiales, reza en el periódico, un disparo de escopeta de caza cuando el obispo, de charla con el alcalde en un sendero, se dirigía en comitiva a bendecir la ermita de los Remedios.
Casimiro, en la esquina de la cocina, al lado de las mazorcas de maiz, sigue aguardando que del obispado, le den aviso para cubrir el tan ansiado puesto de sacristán.
Mientras espera, pasa hojas y hojas del viejo y gastado misal de su abuela. De vez en cuando, mira al fuego al tiempo que de lo más profundo de su alma, sale un suspiro.
Y que largas son las esperas ....
miércoles, 14 de enero de 2009
MIS VIDENTES
En la tele una vidente, sin grano en la punta de la nariz, sin tan siquiera ante una bola de cristal; que dice tener unos poderes psíquicos y sobrenaturales, pero no unos poderes cualquiera como es lógico pensar, poderes a un gran nivel. La espero. Continúa diciendo que la gente ya no pregunta por sus amoríos, por algún que otro viaje, los estudios de los hijos..., ahora preguntan cuando acabará la crisis, si abrirá la obra para que su marido y su hijo puedan al fin trabajar, si podrán recuperar el piso que el banco les ha llevado, que si les llegará el sueldo que le dan a partir de enero para pagar la hipoteca. Las cosas no van como desearíamos, ni a nivel local ni mundial, ni tan siquiera para los paraísos fiscales que dicen que van perdiendo muchos dólares, pero ganando clientes. Lo que daría por tener mi propio paraíso fiscal y estar todo el día con la barriga al sol, en una de esas playas que aparecen en las postales. A mi lado, que no falten, unos palmeros. Me he salido un poco del rumbo. Regreso.
La vidente, con mentiras elegantes, lleva al grupo de periodistas, a donde le viene en gana. No contesta a las preguntas que le hacen y camina hacia los cerros de Úbeda: -" Yo no soy nadie, yo sólo canalizo la energía", mientras baraja unas cartas raras hasta en el tamaño. Comienza a repartirlas y mientras lo hace, pide a los presentes que pronuncien "ohmmmmmm; ohmmmmmm,ohmmmmmm". Así lo hacen.
Enseña una primera carta a la voluntaria, manifestandole que representa el agua, es decir, un buen camino. A continuación y a la misma persona le dice que tendrá problemas con abogados, un embarazo nuevo pero tarde, y no sabrá si irse o no irse de su domicilio. Si en un principio con lo del agua le ha hablado de un buen camino, ahora, lo ha terminado de arreglar y, la pobre mujer, con los ojos como platos, que no sabe en donde ocultarse, tras una fingida sonrisa.
A una pregunta, no dice cuanto cobra pero si, que tiene que pagar el IVA, que de este impuesto no se libra ni el diablo y para finalizar, la vidente, pregunta en qué día estamos. Oreja y vuelta al ruedo.
La cámara va al exterior y nos muestra -yo lo ignoraba- una estampa del Retiro madrileño, en donde adivinadores, muchos adivinadores que por el habla semejan extranjeros, ante una mesita muy pequeña de "tijera", como lugar de trabajo, inventan y reinventan augurios que ni ellos mismos creen, más al final de la jornada, les reportará unos pingües beneficios que le irán engordando la cuenta en cualquier caja de ahorros o banco. De estos tipos de personajes, están llenas las páginas de cualquier periódico, parece como si estuviéramos en una nación de magos, me da que de aquí salió lo de Alicia en el país de las maravillas y otras tantas de aquellas historias, que de niños nos contaban o leíamos. Hace un tiempo, se sumaban a los anuncios, las televisiones más, desde que hubo unas batidas -porque son como lobos-, las/los adivinadores han dejado de aparecer.
Nuestro Ferrol, también en sus tiempos, tuvo un adivinador, de nombre Nandito. Si un brujo normal lo sabe y lo conoce todo mirando unos abalorios, arrojando unos palitos de enebro, mirando la palma de la mano, los posos de café y dejémonos de contar; Nandito efectuaba sus adivinaciones con los pollos que las buenas gentes le llevaban y que acudían a la videncia, porque era menester; ya que sin pollos no podía haber adivinación, lo que ignoro es si iban crudos o ya cocidos. El buen hombre, les mandaba regresar al cabo de un tiempo y tras supongo, de llenar la panza a base de aves de corral porque los tiempos no ayudaban, con la cabeza, las patas y hasta creo que las plumas de la cola del animal, comenzaba la hechicería.
Conocí también a su amigo Pedrito. Estudiaba yo en Rapariz, situado sobre el cine Cinema y ellos, se colocaban frente la puerta de salida, muy juntos, detrás de una mesa diminuta, ocupando unas banquetas también pequeñas. Su mercancía, era todo tipo de tabacos y chucherías delicadamente colocados, no se si para llamar la atención de nosotros niños, o porque tenían todo el tiempo del mundo para hacerlo. Allí mostrando todo su esplendor y aroma, tabacos de todas las marcas habidas y por haber, Phillip Morris; Chesterfield;Bisonte;Pall-Mall; Koll mentolado; Players Navy Cut tal como decía su caja de lata; Partagás, H. Hupman y más que ahora no me vienen a mi mala memoria. Los dos últimos de tabaco negro, muy fuerte. Al otro lado, caramelos, pan de higo y otras chucherías.
Los cigarrillos los comprábamos de uno en uno porque no era plan de que en casa, al lavarte el pantalón, descubriesen la "mercancía", además el sueldo era escaso "mamá, dame para comprar una libreta, para un lápiz o para una póliza". Las pólizas, qué gran invento; siempre fueron mi salvación para conseguir dinero. Si a la pareja, le ibas a algún recado, algún pitillo rubio te daban a cambio, ¡ah! y si tienes alguna hermana -me decía Nando- dile que hago unos sostenes que son una maravilla. Dile que tengo mucha clientela, gente formal, de Ferrol y de las aldeas. Yo que nunca tuve hermanas, afirmaba mientras poco a poco y para que no se rompiera, intentaba que el cigarrillo pasara de su mano a la mía, que bien me lo había ganado.
¿Me das una cerilla, Pedrito?. ¡Ay, niño!, no haces más que pedir..., ¡y que ojazos tienes, ladrón!, toma dos, por si se te apaga una.
Eran mis primeros tiempos, era mi despertar a la vida.
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