jueves, 8 de noviembre de 2007

SAN JORGE






Cualquier playa batida por el mar es hermosa. Son muchas las que tienen el encanto del movimiento del agua que se acerca avisando con un estruendo y luego se aleja poco a poco, mansa, como cuando se sale de un cine en una noche de verano.
Hay una playa, San Jorge, entre Doniños y Cobas en que el oleaje no rompe en la misma playa, si no que desde lejos, mucho antes de acercarse a la arena, se aprecia, como si fuera un abanico que se abre lentamente, el agua que avanza en forma de espuma, a la que sigue otro renglón de espuma, y otro, y otro... hasta llegar a la oriña, en donde deja un color suave carmín de garanza.
Un buen sitio para observarlo es desde el monte, en medio de un magnífico pinar, al lado de unas casitas de madera multicolores, que sus propietarios adornan con cariño.
Desde allí, al fondo, vereis Cobas, metida en un azul ultravioleta y una costa recortada anterior a la playa de Esmelle.
Si continuais subiendo éste pequeño monte, al final, os dareis de bruces con el mar abierto y todo lo que ello supone.
Fijaros en que corto espacio, cuánta belleza.Es por ello, que merece la pena acercarse a estos lugares.

BOFETADAS