El asunto consiste en coger una mochila de tamaño pequeño, poner en su interior una cámara, un gorro para el sol, barritas energéticas, un pequeño block de dibujo y un portaminas, por si entran ganas de hacer algún apunte bajo un árbol frondoso, ¡ah!, que no falte el compañero MP3.
El tiempo pasa muy rápido, pero esta vez, precavido, porque nunca hago uso de él, he tomado un teléfono que me sirve para informar que llegaré tarde. Bendita libertad que da una llamada sencilla: ¡Llegaré tarde!. Amo a todo aquello que tiene vida y si el otro día fué una gata, hoy le tocó el turno a un seter ,con un trozo de cuerda que le colgaba del collar, era jóven y juguetón. Tuve que acariciarle hasta que llegó su amigo/a de raza indefinida.