martes, 30 de diciembre de 2008
SI FUERA REY MAGO....
Y mira que lo intenté, podéis creerme, más cuando el reloj inexorable marca las diez de la noche, los párpados pesan un montón y el cuerpo, no fatigado, deja de responder. Es una costumbre reciente, será que intento recuperar las horas en que he permanecido en vela, años atrás y es Nochebuena.
Me acordé entonces de algo que descubrí en Cádiz, cuando necesitaba quedarme casi toda la noche repasando para un examen que tenía al siguiente día, lo que hacía era subir una caja de coca-colas para la habitación, porque había descubierto algún día de juerga, que con ellas el sueño no me venía y los ojos, permanecían abiertos completamente en plan búho.
Ayer hice lo mismo y funcionó, claro que funcionó. Diréis que con café sucede lo mismo. A mi no me hace efecto, será por lo del cerebro suelto dentro de la cabeza. Entonces, se me ocurrió estar pendiente de Papa Nöel para poco más tarde desistir ya que en estos edificios en que ahora se vive, de chimenea para introducirse el tío, nada de nada, que no cabe, aunque adelgace. Además, ya no soy de regalos puntuales, suelen ser a lo largo del año, cuando algo nuevo aparece en el mercado. En Vigo, vivía frente al corte inglés, todos los días le hacía una visita y ahora, en Ferrol, suelo ir a menudo para ver si han traído algo nuevo, claro que, no desatiendo algunos comercio del Polígono de la Gándara,porque me lleva la vida tanto " cacharro" nuevo que aparece en el mercado.
Siempre he sido muy caprichoso. Mi abuela contaba que en una ocasión que entraron a comprar en los almacenes Caballo -inmediaciones de la Plaza de armas- , me encapriché con el tirador de un cajón. Fue tal el follón que debí de armar, que la buena gente, lo desenroscó, me lo dieron y al siguiente día se lo volvieron a llevar, después de haberme dado -estoy seguro- a cambio, una baratija. De niño me crié con unos fantásticos abuelos que todo me regalaban, que todo me consentían. Así de idiota has salido, pensaréis algunos o todos, lo sé. Si un árbol nace torcido, ni el viento lo endereza, pero no es culpa del árbol. Espero mejorar con el tiempo.
¿ Por qué no me tocaría ser alguna vez, un verdadero rey mago?. No de mentirijillas como salen ahora en las cabalgatas, sino un rey con todos los poderes y demás que lleva implícito ser un real soberano y a la vez mago, con todos los poderes que la magia permite.
Repartiría libertad, toda la libertad del mundo en personas y animales irracionales-racionales. Por supuesto que no habría ni enfermedades y por tanto, tampoco existirían los hospitales que tanto espacio ocupan y ahí, hay algo que ahora no entiendo; si vuestro dios es tan bueno, es que nunca se acercó a la cuarta planta de un gran hospital que conozco, en donde tantos y tantos niños pelean con el cáncer. Pily, mi sobrinita, rubia como el trigo, alegre como unas castañuelas, con apenas once años, nos dejó rotos, después de haber permanecido en la dichosa planta. ¿Cómo no iba a quitar tanto hospital, tanto sufrimiento...?.
Sigo. La idea del comunismo no es mala en la forma, en el fondo si. Trabajar todos para todos y repartir entre todos, a partes iguales, lo conseguido. Si se pudiera llevar a cabo, sería bueno más, ¿quién vigila al vigilante?. Comida para todos, viviendas para todos, pan que no falte, diversión tampoco. ¡¡¡ Ay !!!, que me acaban de pegar una colleja, fuerte, muy fuerte. He mirado hacia atrás rápidamente ya que estoy sólo frente al ordenador, y no he visto a nadie, es más, a estas horas tempranas, estoy sólo en casa. Me va, que ha sido un pez gordo de esos, que tienen momificados en el Kremlin.
Es que no me va el imperialismo, de verdad, la gente que se cree dueños de la Creación y de las gentes. En cierta ocasión, por tierras de Lugo, fuimos a visitar un pazo, ya que alguien conocía que se vendían quesos, no recuerdo el lugar. Se que en sus tiempos debió de ser una gran casona, ahora en decadencia, con remiendos de mala manera en las paredes y carpintería y encontrándonos en una desvencijada habitación llena de muebles apolillados, que no guardaban armonía los unos con los otros, apareció el señor conde, marqués o duque que nos atendió y mostró con altanería algunas estancias más de la casa. El noble, enfundado en un traje negro, con más mierda que el palo de un gallinero, nos recordaba con gesto altivo de un tiempo ido, el escalafón glorioso? de sus antepasados.
Si yo fuera rey mago de verdad y no de esos que salen en las carrozas, os daría lluvia y calor. Lluvia por las noches, calor por el día para que pudierais ir a la playa continuamente. Os lo daría todo, aunque sé, que ese nuevo mundo sería del todo ilógico, como lo es, el mundo en que ahora estamos.
De donde no hay, no se puede sacar. (Diarto, Ver. 7, Opus 19).
Lo que si va en serio, ni un puñetero hospital sería necesario porque, ya llega con el dolor del alma para que haya también, el sufrimiento del cuerpo.
Para todos aquellos que como yo, tienen pánico a las inyecciones.