miércoles, 10 de diciembre de 2008
NOS VAMOS A FLORENCIA.
Como esto no lo lee ni san Pedro, me voy a permitir el lujo de escribir lo que siento sin miedo a las consecuencias de mis queridas damas y compañeras. Comienzo.....
Ayer las/los VAPS (viejos aunque sobradamente preparados), tal como solemos hacer, nos hemos vuelto a reunir, lejos de las clases, alrededor de un mantel blanco, como si hubiera caído nieve sobre él y al final, cuando marchamos, así quedaba, sin mancha alguna. Se echó de menos algunas compañeras/os que no pudieron asistir, pero que continúan entre nosotros. Es cierto, del grupo, unidos siete y ocho años, aún no la ha "espichado" nadie, ni falta que hace. No merece la pena aunque una vez muerto todo el mundo diga "que bueno era", habiendo sido el mayor cabroncete que parió madre. Bueno fue, el que fue bueno, el otro que consiguió que nadie a su alrededor viviese, porque gozaba haciendo daño vivió y murió siendo muy puñetero que se jorobe -por no decir la palabra en cristiano -, noto, que me estoy desviando del tema. Retrocedo.
Se comió bien, en alegría aunque a mi la comida, no me llama. Llevo una temporada en la que me hacen comer como les hacen comer a los capones de Villalba, a la fuerza; estoy pensando en cambiarme por un negrito sano. Lo que si, es que hasta casi el final, las conversaciones en voz baja; luego, el vino y la boca se calientan y es ahí cuando ya me encuentro en mi salsa, feliz como pocos, inmensamente feliz rodeado de la gente que quiero, mis amigas, mis amigos. Dichoso amigo/a. No hace mucho escribía "amigo" y entraban los dos géneros; ahora las niñas que se quieren independizar y hay que citarlas por separado aunque por el Cantón, las parejas de verdad, caminen juntas, mirándose a los ojos, mientras él, se desahoga en mentiras. No me cuesta separar niña de niño; más si anduviésemos vestidos todos con los dichosos burkas, hombre y mujeres con esa ropa; a ver luego como coño se iban a distinguir los géneros.
Bien por la reunión, mal por el vestido ese, aunque para colarse en el cine, en el futbol o para darle una colleja a alguien y luego comenzar todos al :-lio, lio, lio, lio, lio.....-, no se si os acordáis, va bastante bien. Que nadie eche las manos a la cabeza, me conocéis y mis ideas son contrarias a todo aquello que no suponga libertad.
Echo de menos aquellas comidas al lado del río Belelle, en las que Luísa, Bernabé, Nicasio preparaban y cocinaban la ensalda, las setas o el bacalao al pil-pil con todo el cariño. A mi, que jamás fui capaz de resolver el cubo de Rubi, me tocaba la tarea de cuadrar las mesas para que pudiéramos sentarnos todos, frente a frente; no era fácil ya que eran paneles muy largos y desiguales pero al final conseguía que un grupo, no comiese cara a la pared. Otro técnico, Manuel, se encargaba de ir por las empanadas y las bollas de dulce. Sobre las una de la tarde se iba a buscar el cerdo asado y, a medida que la gente iba llegando, conseguíamos que todo, estuviese preparado y listo. Risas y cánticos en aquel alejado y hermoso paisaje, en aquel alejado molino, muchas risas porque el grupo se aprecia un montón. Hacia media tarde caminata a la cascada contándonos una y mil aventuras, que de todo hay y de regreso, un adios, otros adios y otro más, hasta la próxima.
Ayer, camino de casa, parada obligatoria en el Quintana -la biblioteca que llamamos- y allí, sin haberlo proyectado, animamos a Nicasio, nuestro organizador de viajes. Conseguimos que se la vaya la angustia y afirma que nos vamos a Italia, a Florencia, a la Florencia del Renacimiento que estudiamos actualmente. Será dentro de unos meses. Hay que planificar con antelación, como otras veces en que la cosa salió muy bien. Nicasio vale, es meticuloso; a mi, se me irían un ciento de detalles porque como sabéis, tengo el cerebro suelto de galopar en otros tiempos a lomos de caballos.
Llego a casa y me entero de que han soltado al "dirigente" del Marsella, al cojo Mantecas Dos. Me da que a Zapatero, le está saliendo muy cara, la silla que le prestó Sarkozy, el presidente francés. Claro que, si fue Carla quien pidió a los tribunales, que hicieran la vista gorda; entonces no me extraña. Yo, también lo hubiera hecho.