lunes, 22 de diciembre de 2008

NI LA PEDREA...






Buenos días Teresa, ¿ha tenido usted suerte?; -"ni la pedrea, doña Catalina, ni la pedrea"-....mientras un largo suspiro, se le escapa..
Hoy se romperán muchas, muchísimas ilusiones, cuando los enormes bombos comiencen a girar con su ruido infernal, soltando de vez en cuando unas bolitas numeradas. Niñas y niños de un colegio, sin descanso; -doce mil cuatrocientos dieciocho y al momento otro contestará: -diez mil euros-, a lo que seguirá:- veinticuatro mil quinientas ocho; - diez mil euros- y así, repetitivos durante media mañana, hasta que vayan apareciendo unos números con premios mayores, que mostrarán adelantándose unos pasos.
La gente anciana, suele sentarse frente al televisor o con la oreja pegada a la radio que suena a todo volúmen. Ante ellos, un trozo de papel y en la mano, un lápiz a medio afilar que les obliga a escribir números enormes. "Marííííía, ¡trae otra hoja de papel". Al salir un buen premio, lo gritará por la ventana del patio a toda la vecindad, que se apuran a mirar sus participaciones.
Otra gente, desganada, resacosa después de una noche de juerga, en una cafetería cualquiera, mirarán hacia la pantalla de plasma sin ser capaces de verla, llevándose un churro mojado a la boca, sin darse cuenta de que le gotea continuo sobre la camisa, blanca en otro momento.
El día anterior, vendedores callejeros, loteros y demás, pregonaron su valiosa mercancía. Al ser entrevistado uno de ellos, manifestaba que los negros, pedían terminaciones en 17; 19; 69... De los chinos no dijo nada porque seguramente no se encontró con alguno y los blancos, alguno de la provincia de Albacete, quien le indicaba que su número tenía que terminar en trece.
Por cierto, prometo que lo hice en varias ocasiones, pasarle por la espalda, unos cupones del sorteo de los ciegos, a un jorobado. No fueron premiados jamás y de ahí se deduce que es un bulo de las gentes.
Ilusiones nunca faltan, el auto caro, rojo para la niña, una casita al lado del mar para que la santa esposa se tueste bien en el verano, ampliar la morada en que viven, terminar de pagar la hipoteca, ayudar a los niños que comienzan, y el Caribe, que no se olvide el Caribe. Yo a Cancún y cuando llega, todos españoles; hacerle una foto a un lugareño del todo imposible, se habla español vayas a donde vayas..... ¿ y usted?; -" de la provincia de Lérida"..."¿le va un poco de este chorizo, hecho en casa?...- ¿Quiere usted, probar los pimientos de Padrón que he traído?...- "Con gusto, lo haré"...
Los negros para España y los españoles a ocupar el espacio que han dejado los negros; lo que sucede es que de ello nos quejamos pero, cuando invadimos..... , invadimos bien.
Hoy como siempre, no miraré la tele mañanera. He visto tantas veces aparecer en ella gente a la que la suerte le ha tocado, mostrando una fotocopia del décimo que han jugado entre ocho y que ha tenido suerte de salir premiado; otros, abren botellas de cava o sidra y la lotera diciendo que a ella no le tocó pero que está tan contenta, tan contenta de que le tocara a los demás, esperando le llegue una buena propina. Dejémonos de coñas, qué más quisiera la lotera o el lotero que le tocase un pellizco, iba a decir aunque fuese en el culo, pero no, no lo digo, no tengo ganas de enfrentarme ni a las loteras ni a las feministas. No tengo ganas de que me vayan al cuello. Pienso y viene a mi pésimo cerebro que está suelto, ¿por qué las dichosas feministas suelen ser feas?; de verdad que no he visto alguna bonita, agraciada o pasable; no, son todas feas. Deber ser la amargura.
A lo que íbamos. Los bancarios -no confundir con los banqueros-, a la caza del cliente, prometiendo el oro y el moro mientras el "agraciado", nervioso de un lado para otro porque no tiene "acougo"; su castigo al dinero, será el de dormir unas cuantas noches mal, muy mal y pronto, su rostro, antes risueño, se tornará a la mala leche; mala leche con todos, incluso con la familia y querrá, de repente, que no le llamen Pepiño, ahora es don José. "Poderoso caballero es don dinero", que decía el sabio Quevedo.
En cierta ocasión mi mujer me preguntó qué haríamos si nos tocara mucho, mucho dinero. Mi contestación fue, la de repartirlo; yo me iría a visitar todos los países sin prisas y, cuando lo hubiese gastado todo, regresaría de nuevo al hogar. No me contestó. La mirada lo dijo todo.
Lo bueno de todo es que Carlos III cuando trajo la lotería, no lo hizo pensando en nosotros; pensó únicamente en los beneficios para el estado, como no podría ser de otra manera y ello, persiste en el tiempo.
Acaba de aparecer el segundo premio. Por el patio de la casa, alguien lo grita y la del cuarto, algo sorda, que contesta: "Repita, por favor, repita el número"; y el número se repite reiteradamente a la espera de que salga el premio gordo que, aunque no toque, nos hará saltar de alegría por los nervios contenido durante toda la mañana.
Bueno..... a ver si en la del Niño hay más suerte..... ni una pedrea, ve usted.

BOFETADAS