Ya estamos en casa/ señor, gracias mil/ a ver lo que pasa/ encender el candil....
Ello, formaba parte de un cuento de tantos y tantos que leía de pequeño.
Los leíamos inocentes, sin comprender que cada hoja que pasábamos, si no estaba llena de sangre, estaba llena de algún muerto o en último caso, de hacerle la vida imposible a algún personaje.
Yo, al menos, era muy feliz leyéndolos y en más de una ocasión, por hacerlo en horas no autorizadas, ayudado de una linterna, he llevado más de una regañina.
La sangre y muertes continúan en la mayor parte del cine y literatura actuales.
¿ Es imprescindible ?. Lo dejo a otros, yo no lo entiendo.
