jueves, 9 de julio de 2009
LA SOLEDAD, AL AMANECER SIEMPRE
La soledad, al amanecer siempre
triste, porque así lo tengo escrito
aunque la lluvia que cae de vez en cuando,
no me deje jugar previo en la distancia;
y en lo alto, mi mala estrella que vela
los infiernos duros que aún albergo,
sin encontrar salida al milagro que no llega.
Es un amanecer que me conduce lento
de nuevo a la gran escalera del dolor,
esperando las lentas horas que dudo pasen
por arrastrar infinitas lanzas que la señalan,
enormes agujas del reloj que no paran,
que jamás cesará en su maldito recorrido,
más certero de mi tiempo que me ahoga,
por no saber que la vida es diferente,
y sugiere un ¡vete!,¡vete! que ahora sobras,
has tenido como poco, tu momento de luz,
lo bebiste sin saber guardar aquella lámpara,
que en la noche te guardaba, te mimaba
y no supiste, no entendiste, no debiste, ¡imbécil!,
no se si cobarde o arrepentido fuiste loco
en busca de contrastes, de pareceres, poco a poco
creíste que tal sucedía, siempre veías la estrella
sin pensar que al hacerse el día, huía primera
hacia el recuerdo que vive en la distancia
hacia lo oscuro de la vida, doloroso de la vida
y son los sentidos los que también comienzan a huir
y quedo como otro Johnny destrozado, más con voz
pero esta vez sin fusil alguno,
sin ya palabra alguna,
ni cantos en mi mente,
ni voces a lo lejos,
ni mares amados,
ni dios prometido,
ni alma gemela,
ni constancia,
sin pena,
Dolor.
Necesito luz.
-Loiba Sober-