miércoles, 15 de julio de 2009

HACERME UN SITIO






Había que caminar en principio, por un sendero que serpenteaba siguiendo el curso del río. Unas hojas secas, movidas por una corriente de viento, jugaban al "quetecojo" sin comprender el sentido del juego. Amparando al río, una procesión de abedules en todo su esplendor que con sus sombra, aliviaban a los caminantes que por allí pasaban al tiempo que los tilos perfumaban el ambiente y el tintineo del agua, al caer sobre un cuarzo purísimo y el volar de algún que otro abejorro les hacía sentir en plena naturaleza. De frente y al final del sendero, al lado de un viejo molino, el caminante se encontraba con la Paz que, como si fuese un juego, le hacía una pregunta. Si la contestaba debidamente avanzaba un trecho para quedar frente a la Libertad quien, con un poco de malicia también le preguntaba algo más difícil porque ya se sabe que alcanzarla no es nada fácil. Si el caminante también pasaba la prueba que tanto ansiaba, la Paz y la Libertad le acompañaban a lo largo de su vida a no ser, que alguna vez admitiese en su interior la mentira, el rencor, el engaño, el olvido. De ser así, la Paz y la Libertad regresaban de nuevo al camino para permitir que otra persona aspirante, efectuase la prueba. El individuo al quedar sin Paz y Libertad, pasaba a engrosar las filas de la mentira, del desengaño, del olvido.....
Por todo ello, había mucho movimiento de avance-retroceso ya que la Mentira y el Engaño, una pareja de ancianos de rostros horribles, de unos tres mil años de edad o más, tenían conocimientos sobrados como para tentar con mil ardides a las gentes.
Un día cualquiera, una mujer llega al camino. Es inteligente pero muy temerosa, todo le da pavor aunque procura que no se le note. Pues bien, en vez de responder a las preguntas de forma noble, pide ayuda a la Mentira y el Engaño y con ellos se alía por lo que consigue el aprobado en las fáciles preguntas que le han hecho. Camina con sus nuevas amistades, a las que también se une el Olvido quien le previene de no salirse del territorio que le han marcado; jamás debe salir.
Desde entonces, la mujer ante evidentes verdades, miente continuamente, no conoce el significado de la verdad porque en donde se encuentra no existe; olvida a su familia, a sus amigos, lo olvida todo y sólo piensa en ser única en la vida, que todos y todas le rindan pleitesía porque, ha pasado el examen y está muy por encima de cualquier ser terrenal.
Es su forma de vida aunque lo haga con engaños, trampas y mentiras permaneciendo continuamente en es espacio que le han marcado.
Un día, asomada a un gran precipicio en compañía de su nuevo novio el Engaño, que como es del todo lógico, continuamente está a su lado. Desde aquella altura ve a su familia, a sus gentes que ya no le importan. Con ellos, y sus amigos, ve como amablemente charlan la Paz y la Libertad y tras ellos, millones y millones de personas felices cantan, viven.
La mujer cansada de estar con los ancianos, porque ahora le molesta todo; quiere unírse al gran grupo, más al llegar a la frontera del terreno que le han asignado, fuerzas ocultas no le permiten avanzar más y cada día que lo intenta, su cuerpo envejece más y más. El Engaño la abandona y ella continúa insistiendo en cruzar la frontera sin saber que a cada paso que lo intenta envejece de modo alarmante hasta que se convierte en un montoncito de cenizas, que una mala racha de viento esparce.
No es bueno en la vida -no se en la muerte -querer acapararlo todo. Como la mujer que se creía el ombligo de la creación sin darse cuenta que su destino era el de convertirse en un montoncito de polvo gris, que al menor soplo de viento se desvanece.
Paz y Libertad os llamo y os reclamo para todas las mujeres y hombres de buena voluntad y que hoy por hoy llenan todos los rincones del mundo.
Hacerme un sitio, hacerme por favor un sitio. También quiero entrar. No he hecho trampa y llevo el examen aprobado.

BOFETADAS