En esta ocasión, las jóvenes, las hermosas, fueron las sardinas que nos llevaron de calle. Todo muy bueno en medio de un lugar tranquilo y bucólico. Mención especial a los asadores Cabado y Moldes que manejaron la "ferramienta" con gran precisión y maestría. Los demás.... unos impacientes.Un recuerdo muy grato para los visitantes que nos llegaron de A Coruña.