domingo, 10 de julio de 2011

GUÁRDANOS SEÑOR DE TANTO VIVIDOR.





Dice un proverbio gallego: "Que no importa la edad del mono, mientras pueda subir a los árboles".
Cuando la política no funciona en un país, lo esencial es por ejemplo, romper un cristal de cualquier piso, de cualquier calle y a continuaciòn parlamentar sobre ello en el Congreso, sobre la vileza de tal acción,  la mano traidora que arrojó la piedra,  lo certero que fue su vuelo y de ese modo, deja de hablarse de lo mal que va tal o cual país. Fácil, ¿no?. Si todo ello lleva después a una gran comilona, mejor que mejor.
Pero ahora no ha sido un vidrio, el despiste ha venido por la desaparición de un libro, no un libro cualquiera, un tomo que se escribió allá por el siglo XII, cuando los que ahora estamos no habíamos nacido.  Un libro muy hermoso y es que llegué a verlo.  Un libro que pesa lo suyo a pesar que son unos doscientos veinticinco folios de pergamino, son  los que lo rellenan.  Interesante el contenido de sus cinco libros , y como tenemos más o menos una idea de como es el Códice Calixtino o como dicen los enterados Codex Calixtinus lo dejaremos en paz. Quien no deja en paz a las personas, a las cosas, es un grupo de policías que como dicen en las novelas policiacas, le siguen la pista. Ahora que se escribe tanto de misterios que incluso se llevan al cine llenando sus salas, quizás, algún venado, pensando en un buen guión lo ha llevado para entregárselo a los Templarios y mientras los busca y los encuentra, en la Catedral siguen descifrando el misterio.  Soy lego en estos asuntos, pero un tesoro de este tipo en una caja fuerte con tres cerrojos y tres llaves que han de guardar tres personas, personas que han de encontrarse in situ al mismo tiempo para abrirla.  Lo de in situ, ha sido una simple chulería pero bueno, a eso estamos.  Hasta en los dibujos animados de los Simpson, tres personas disponen de llaves que al juntarlas abrirán la caja en donde se guardan pinturas robadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Hace unos años, tantos como sesenta, las puertas de cualquier iglesia permanecían abiertas de par en para a cualquier hora del día.  Unos las visitaban, otros rezaban y es que terrible era lo de "robar en sagrado" dado que, tenía doble castigo, el de los hombres en la Tierra, el divino allá en los cielos. Para mi entonces, tenía más dureza el divino que prometían las llamas del infierno.  Y como contaban que eran de terribles aquellos curas que en bachiller nos daban clase. Que mal lo pasaba entonces.
Hay que decir, que también las puertas de las viviendas tampoco se cerraban y todo se respetaba pues pienso, que no había en donde invertir o gastar lo robado.  Hoy, desde una bicicleta con cambio de marcha  y luz estroboscópica hasta un yate pasando por menudencias, todo es apto, es como una inversión que ha llovido de las alturas, que no contabas con ella.
Creo que las iglesias se lo han puesto y se lo están poniendo a güevo a los ladrones.  Que si la corona de la virgen es de oro con incrustaciones de diamantes, que si las sortijas de piedras preciosas, que si tal figura de unos quince centímetros es del siglo IX tiene tal o cual valor,  que si el manto de oro de tal santo...  Es que es del género bobo no colocar imitaciones y lo caro guardarlo en esa caja fuerte con tres llaves, cura, sacristán y alcalde por ejemplo.  A qué pregonar continuamente las riquezas de tal o cual catedral, iglesia o ermita en lo alto del monte solitaria.  El Vaticano nunca será robado porque unos guardias con vestidos  a colores lo protejen con esa cara de mala leche que les obligan a poner.  Las innumerables riquezas permanecerán por los siglos de los siglos.  Quizás en algo me equivoque y es que si hay un gran follón  en el mundo mundial del que ni Suiza se libre, al final, si nadie queda respirando, ahí quedarán todos los tesoros que volverá a recuperar  la Tierra. pues a ella se lo hemos quitado y hasta lo veo bien. ¿Y si quedara una única persona viva?, ¿de qué le serviría tanta cantidad de riquezas?.  Que no me toque.
Que lo sucedido sirva de escarmiento.  Las fuerzas de seguridad que busquen lo que quieran pero en el templo o en el exterior, que siempre hubo y habrá  personas muy válidas y capaces, como para cometer un robo de tal naturaleza, aunque no lleven guantes blancos y hablando de robos, que me viene a la cabeza, pobre director o lo que sea de la SGAE que tanto amo, que tanto bien me hace, sobre todo un cerebro que desplumó a toda la tropa, que tanto nos cuida, que ampara para permitirles  vivan en ese palacio. No por ser palaciegos, las personas son legales, prueba de ello, que un músico mediocre, encontró su verdadera vocación dirigiendo una empresa capatadora de bienes, de dinero a manos llenas; tanto es así, que la contabilidad se le disparaba, imposible de controlar, alguien ve  la mejor manera de desviar tanta riqueza a otras empresas de las que les dicen fantasmas. Se dice, que cuando el dinero entra fácil se va fácil.
Y sucede en el palacio, que unos se tiran de los pelos, otros que no es para tanto que en España todo el mundo se aprovecha de los ciudadanos normales, los más, se olvidará todo ya que el dinero continuará llegando mientras el pueblo soberano que le dicen, siga comprando discos, aparatos.  Que todo es un maná y no se tardarán en llenar los cajones de nuevo.  Como siempre se hace en todas partes, con cambiar al contador, se arregla todo.  Hasta la siguiente. Culpable: la prepotencia y el andar con esa chulería que no dejaban ni cuando iban acompañados por la Guardia Civil.
Me parece una vergüenza. Bautista que no tiene afinidad con aquel que en otro tiempo bautizó a Jesús en el Jordán, bueno; para aclararlo, Eduardo Bautista García hace tiempo que dejó de escuchar música enlatada, se dedicó a las obras faraónica por todo el mundo,  mientras acordes sublimes le acompañaban y lo hizo tan bien que sólo se enteraron los que como él, al parecer las hacían por su cuenta y riesgo.
Ahora toca lo de gritar, lo de arrancarse los cuatro pelos mientras la señora o señorita Sinde pide tranquilidad, que a todos afecta la desfeita de la SGAE y pide votos para reformar lo del canon y que se compren discos originales de los artistas, tomando como tales,  los que cantaban lo de un tractor amarillo, la Ramona pechugona, el chiringuito, la barbacoa y  muchos más; siempre  en cabeza, el rockero Ramoncín con sus plantaciones de tomates que le arrojaban.  No dan un palo al agua y se llaman artistas.
Que se maten entre ellos aunque sea a besos y que el canon se vaya de una santa vez al carajo.  Que no nos priven de libertades que tanto trabajo nos costó conseguirlas para que otros vagos vivan a nuestra costa.  Es que pululan a montones por cualquier cadena de televisión que abras y a la primera de cambio se dicen artistas. Dicen que Bartolo, si, el burro aquel de la flauta, también constaba como socio.  Me dicen que lo acaban de borrar.  Menos mal.
Lo que sucede en este país de nobleza y chulería, es que pasado el tiempo, muy poco tiempo es necesario par que todo se olvide, para que todo vuelva a ser como antes.  Aquí, nadie dimite ni falta que hace.  Estamos tan acostumbrados a los caretos, que si nos los quitan, la vida seguro que no sería la misma.  Poco a poco todo vuelve a su cauce, de tal palo tal astilla.  Si antes era necesaria la mili para hacer hombres a los jóvenes; ahora, a los pocos años, ya son verdaderos artistas con conocimientos profundos de lo que se mastica en la vida del día a día, además aprenden pronto toda clase de perrerías con la idea perenne de atrapar uno de esos puestos...  Y así, vamos con la música a otra parte.
En Compostela, que no recen pensando que Dios o tal santo pueden hacer el milagro de devolver a su lugar el tan cacareado libro.  Si así fuese, no lo hubiesen dejado marchar.  Y mi vecina cabreada porque en la tienda en vez de una docena de naranjas le han echado en la bolsa una  de menos y al precio que están...
Unas misas, unos sermones y que Dios nos coja confesados.

BOFETADAS