jueves, 30 de agosto de 2012

A UNA ABUELA, QUE PINTA





El arte, estaba dormido desde hacía un tiempo, andaba como si no existiese y tiene que ser una anciana quien, desinteresadamente le dé un vuelco, se vuelva hablar de él y hasta muchos chinos, han abandonada la cola en el museo del Prado en Madrid e incluso el museo de la baronesa, para acudir al Santuario de la Misericordia situado en Borja, pueblo que no había oído nombrar y ahora hasta sé que pertenece a la  provincia de Zaragoza.  En principio, tan sólo unos cuantos curiosos se paseaban por el pueblo a la espera de la hora de visita a una parte del templo, ahora, son incontables las gentes de todo tipo, que ha llegado la gran masa. Se acercan tímidos y curiosos  para ver ese Ecce Homo situado en una pared y que en su día pintó el artista, no confundir con gran artista, Elías García Martínez fallecido a principios del XX.
Resulta que la humedad en las iglesias es “in misericorde”, nunca mejor dicho, con los trabajos que ahí se exponen.  Las buenas obras referidas al arte,  están a buen recaudo. Pues bien, el cura, un día que se pasea por el templo, observa que a la pintura le va desapareciendo  el pelo, parte del rostro y alguna cosilla más que lo afea,  por lo que tiene a bien acudir a un arreglador que lo deje bonito y como es lógico y como todos hacemos cuando e trata de arte, acude también a lo más barato, una anciana que, ha demostrado continuamente que todo lo que hace es gratis, vamos, que no lo cobra y el buen sacerdote, a por ella, que no escape.
Es bien sabido o poco conocido, que en Galicia, son muchos los requisitos necesarios para acometer la restauración de una obra y máxime en el interior de un templo.  Supongo que por aquellos lugares que tan bien me trataron hace un tiempo, también. De ser así, la anciana, no tiene culpa alguna y quien en verdad la tiene, fue un buen ahorrador de caudales que tiene la misma raíz que acaudalado.
La mujer inicia la restauración, poco a poco, mancha por aquí, dibuja por allá, retoca un poco la nariz, no le gusta como queda y como cercano tiene una serie de dibujos de Forges, le copia la nariz y se la pega al Señor, que nadie se asuste que va de tanteo. Es bien sabido que Van Gogh, ha vaciado sobre el lienzo la pintura tal como salía del tubo –los puristas al enterarse se llevaron las manos a la cabeza- pero hoy aquello se ha vuelto maravilloso  y si las cejas del Cristo están un tanto eliminadas, un poco de pintura y los pelillos sueltos, esos que evitan las damas pero que a los hombre no les importa –a algunos para aclarar-, la buena mujer se los pinta con un lápiz ya que se supone, en ese momento no tiene a mano un pincel del 00 (doble cero).
Es verdad que desfigura un poco la boca pero, ¿hay alguna foto en donde se puede demostrar que el Cristo como hombre, la tenía bonita.?. Por eso, insiste en un labio, se le escapa el pincel, insiste sobre lo manchado, siena con blanco para clarear y es que por lo que he visto, la pintura es monocolor. No sé cómo se pintó en otros tiempos, parece ser que abundaba mucho la gama negra. Y no es que Jesús fuese clarito, que algo de aceitunado tenía, por tanto, aunque impere lo negro, se acerca mucho más al color verdadero.  Que no, que Cristo no era negro, pero rubio, de 1,90 y tez blanca, tampoco lo era.
Al lado del altar el cura que no empujen, que vayan entrando poco a poco, que hay tiempo para todos y que al lado de la pintura, hay dos cajoncitos tirando a grandes,  para echar monedas por una ranura, no vaya ser que hagan como hacía yo en clase, que el cura traía una bolsa y en ella había que meter la mano para depositar o no alguna moneda. Es cierto que también la introducía pero no dejaba nada, más bien, siempre la quité con lo suficiente para ir al cine.
Ante la pintura, el gran cachondeo con las cámaras del teléfono, posturas, gritos, la niña que se levanta un poco la falda mientras el novio pulsa el disparador, uno apareció con la escopeta de caza y un fotógrafo y las mujeres, echándole besos desde la distancia.
El señor cura, para evitar estos desmanes, ha distanciado a la gente y no les permite el acercamiento a menos de metro y medio.
El señor obispo, avispado que es, ya ha pensado en calcar el trabajo y presentarlo en un lienzo a la feria de ARCO, será un  negocio redondo y además el pintor, mejor dicho la pintora, buena como es, no se llevará un céntimo porque todo lo entrega aunque, quiere continuar el resto de sus días siendo virgen.  Y yo la aplaudo y la admiro a pesar que se encuentre en cama porque, de tanto follón habido y por haber, le ha dado un zamacuco de tres pares de narices.
Ahora vamos un poco al arte serio, al de los grandes pintores para que, cuando alguien tenga ganas, mire las figurillas que Matisse pintó por los cielos.  Me quedo con el de la abuela. El retrato de la americana que un día le tocó pintar a Picasso y que la buena mujer dijo que no se le parecía en nada. El artista le dijo: Se lo regalo, ya se parecerá.  Pues no se parece en nada, que lo ha dicho ella. Y las chorradas de Braque, la frutas del Arcimbolo, los rostros verdes de Gauguin, los caballitos de Kandinsky  y de verdad, ¿es bonito el hombrecillo que grita en el cuadro de Munch?.  Pues bien, me quedo con el Ecce de ahora retocado y no con el otro y no me extraña, que haya miles, he dicho bien, miles de españoles que van pensando como yo pienso, que se deje tal como está, que el Señor así lo quiere.
Supongamos que un día el sacristán, medio trompa, aparece al atardecer por el templo, una mujeres rezan. El rum-rum del murmullo le van entrando en la cabeza y se coloca al lado de los vapores del alcohol entonces, su cabeza saca en consecuencia que el Cristo le dice: “Amadeo, que me quede como estoy” y que Amadeo sale disparado como un poseso largando que el Cristo habló y cuando le pregunten que dijo, que comience a largar y a pedir que en el pinar la levanten una basílica del tipo Vaticano, que el dinero de las visitas se destine a ello –el cura comienza a temblar-y en lo alto de la cúpula, una imagen de la abuela pintora, que bien que se lo merece.
Abuela, que no te culpo. Que el arte es únicamente para los enchufados e incluso en algunos lugares ha pasado de padre a hijo. Tú, permíteme que te tutee, tienes la independencia que ellos no tienen pendientes siempre del dinero que cuentan en la tasca, cuando se emborrachan.  Tú vas por libre, trabajas a más velocidad de Antonio López y eso tiene un gran mérito. ¿Recuerdas los follones que tuvieron los impresionistas cuando presentaron sus obras.?. Los despreciaban, aquello era una basura hasta que un día, el mundo despertó y se dio cuenta de lo acertado que eran aquellas maravillas. ¿Por qué no la tuya.?.  Ten paciencia, en lo alto, he puesto una pinturas de algunos artistas que te cité anteriormente, Matisse, Braque y hasta una restauración que desde lo alto vigila la población de Fene, cercana a donde yo vivo y otra del mismísimo Munch recién vendida por 91 millones. Sinceramente, a estas alturas, me quedo con el tuyo si me pudiesen quitar ese trozo de pared, que bien puede adornar el rincón de cualquier sala y si me apuran, anuncio en los periódicos y en la Red y a cobrar pero como hermanos, mitad para la artista y mitad para el aprovechando que siempre suele ser el marchante.
Lo único malo que encuentro en todo esto, es que la gloria y nunca mejor dicho por lo del Santuario, te ha llegado un poco tarde pero, malo será no te hagan hija adoptiva por adopción y merecimiento y si la gente te enfadas, como tienes llave de la iglesia, un poco de pintura y le pintas un solideo.  El otro se llevó el Códice y lo hicieron famoso, en cualquier lugar le dan trabajo, aunque sea contando monedas en un banco, lo tuyo es diferente, es una pared y no un libro y si la intentan cortar para arrancar tu obra, cuidado que puedes mandar el edificio al carajo y ahí sí que la complicas.
Si un día nos encontramos –el mundo es un pañuelo de cabeza enorme-, me contarás tu técnica, tu marca de óleo, tus pinceles de marta o cerda y el aceite de adormidera que tanto corre sobre lo pintado y que mal aplicado puede hacer mucho daño.
Échale la culpa al aceite de adormidera o de linaza, que tu trabajo está hecho con mucho sentidiño y aunque jamás copiaré tu idea, muy en el fondo, te admiro.  Faltaría más.
Un beso, casto hasta en la intención.


BOFETADAS