miércoles, 14 de mayo de 2008
LAS OBRAS Y LOS VIEJOS
Buenos días.... ¿cómo vas?....
Me da respeto escribir, porque tengo miedo "meter la pata". Los viejos siempre metemos la pata, por curiosos. Es por eso, que siempre estamos en las obras mirando como trabajan los que trabajan y desde fuera criticamos: ¡ese alero....!, ¡el arco de la izquierda, que se va.....!, ¡la columna......!.
Buenos días, ¿cómo te encuentras?....
Solemos meter la pata, porque decimos las cosas sin pensarlas, nos da lo mismo el resultado final, no queda más remedio; estamos tan acostumbrados a que se nos riña por cualquier motivo que nos asustamos, parece ser que al igual que los niños y así, siempre nos equivocamos.
Buenos días, ¿continúas enfadado?....
Los viejos ya no nos enfadamos y no podemos hacerlo porque entre otras razones, nos olvidamos de lo que ha sucedido hace un rato y si ha sucedido hace una semana, ya ni te digo; debe ser que el cerebro que en un principio tiene la forma de una nuez grande, con el paso del tiempo va encogiendo y adquiere la forma de una pasa. Es entonces cuando la información no se le queda dentro, resbala por su cortex y ni los médicos saben a dónde va a parar. Hay veces que la ciencia no sirve para asuntos tan necesarios.
Buenos días, ¿te has ido, ya no estás?....
A los viejos nos falla todo. El oído es lo que poco a poco y antes que nada se va yendo. Se va porque ha escuchado tanto y tanto, le ha llegado tanta información, que muy inteligente él y conociendo que el cerebro se ha convertido en pasa, pues... sencillamente "pasa " de oir, se cierra en banda, toma y deja pasar lo que en verdad le interesa. Para ello, se ha aliado con el corazón y ambos, recogen la música, las palabras interesantes, las tormentas, pasos en la noche, temor a lo desconocido, y el temor a lo conocido.
Buenos días, ¿tanto te molesto?....
Si que ahora me doy cuenta, antes no, ahora estoy dale que dale con el bastón, a esa colilla que está en el suelo; que mientras lo hago no atiendo a nadie y por ello, no atiendo a razones. Quiero golpear la colilla y mi mano tiembla y mi cuerpo tiembla porque me gritas. Los viejos entienden aunque sea por señas todo lo que se les dice, luego ocurre, que se les olvida, que para eso son viejos.
Buenos días, ¿quieres qué me aleje?.....
Lo hago. Me iré a la calle. Cerca ha caído un edificio y tendrán que levantarlo; estoy seguro que necesitarán un observador con experiencia en estos casos, sucede que ahora, los únicos que van a las obras son algunos obreros y los viejos a dirigir desde la barrera. Con esto de la igualdad, muy pronto acudirán las mujeres que tendrán que ponerse al día en eso del ladrillo. Allí nos encontraremos y te pondré al corriente de cómo levantar paredes, si es que sigo.
Siempre te tendré al corriente.
Lo malo es el cerebro, que me dijo el médico, mengua hasta el tamaño de una pasa y ahí se queda esperando, mártir...
Buenos días....¿quieres libertad?...
Los viejos también la piden en ocasiones pero entonces se quedan sólos, libres en soledad y eso es muy duro. Los "amigos" se van poco a poco ya lo verás y los que quedan, con el paso de los años, se transforman en conocidos. El hombre, puede caminar al lado de una mujer mucho más jóven, ello al revés y por desgracia, no sucede y al final, es la soledad quien te acompaña a donde vayas, créeme. Para qué la libertad. Es tan brutal el cambio, el verte en soledad, que hasta a los viejos les han cogido gusto el sabor de los medicamentos.
Buenos días, ¿cómo vas?, ¿cómo te encuentras?, ¿sigues con el enfado?,¿te has ido?, ¿tanto te molesto?,¿quieres que me aleje?, ¿quieres libertad?.....
Adios, me voy a las obras con mis viejos.